Hogares y colegios: ¿entornos protectores?
05/10/2022
Los hogares y colegios deben ser los entornos protectores por excelencia
Hoy los colombianos tenemos una gran indignación y profundo desconsuelo. El asesinato de Gabriel Esteban Cubillos a manos de su padre hace que nos cuestionemos si como sociedad estamos garantizando el cuidado y protección de nuestros niños, niñas y adolescentes. Nos lleva a una profunda reflexión sobre los valores y principios que, como sociedad, estamos poniendo en práctica. Es muy preocupante ver que el mayor riesgo que presentan los menores es en el seno de sus hogares.
El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses reveló que entre los meses de enero y julio del presente año 21.838 niños, niñas y adolescentes han sido víctimas de violencia y de abusos sexuales en Colombia[1].
El Instituto evidenció que, durante los primeros cuatro meses del año, 6.588 niños habrían sido abusados sexualmente en Colombia. Entre las víctimas la mayoría habrían sido niñas con 5.756. Bogotá es la ciudad en la que se han registrado la mayor cantidad de casos con 1.383 menores abusados.
Según la Defensoría del Pueblo, los casos de abuso sexual infantil aumentaron 9,5% durante el primer trimestre de 2022. Esto quiere decir que se registró un total de 1.178 poderes en procesos, donde los menores de edad habrían sido víctimas de abuso sexual entre los que se encuentran 895 de menores de 14 años[2].
Según el Boletín estadístico mensual de infancia y adolescencia de agosto 2022 emitido por Medicina Legal, entre enero y agosto del presente año 1.275 niños, niñas y adolescentes en Colombia han sido víctimas de muertes violentas. De estos, 426 han sido víctimas de homicidio, representando un aumento superior al 10% frente al mismo periodo del año inmediatamente anterior. Más alarmante aún resultan las cifras de suicidio, los cuales para el mismo periodo alcanzaron un total de 211 menores, que equivalen a una aumento de más del 15% en un año[3].
En cuanto al total de muertes violentas de niños, niñas y adolescentes, Bogotá es la ciudad con la mayor cantidad de registros entre enero y agosto de 2022, con un total de 70 casos. entre estos, 21 fueron por Homicidio, 16 por Eventos de transporte, 11 Accidental y 22 por Suicidio[4].
Es desacertado señalar que los niños, niñas y adolescentes son el futuro de la sociedad, pues son el presente, de su cuidado y protección tenemos que ocuparnos día a día, pues la violencia dirigida a esta población genera alteraciones en la salud mental y física que repercuten toda la vida, y sus consecuencias a nivel socioprofesional pueden, en última instancia, ralentizar el desarrollo económico y social del país[5].
Según la Organización Mundial de la Salud, a largo plazo, el maltrato infantil tiene unas consecuencias devastadoras: causa estrés y se asocia a trastornos del desarrollo cerebral temprano. Los casos extremos de estrés pueden alterar el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario. En consecuencia, los adultos que han sufrido maltrato en la infancia corren mayor riesgo de sufrir problemas conductuales, físicos y mentales, tales como: actos de violencia (como víctimas o perpetradores); depresión; consumo de tabaco; obesidad; comportamientos sexuales de alto riesgo; embarazos no deseados; consumo indebido de alcohol y drogas.
En Colombia existen cientos de casos en los que una gran cantidad de niños, niñas y adolescentes se encuentran en riesgo. Las comisarías dan medida de protección a las madres, pero no evalúan suficientemente si los menores requieren también medida de protección o limitar las visitas.
Es muy preocupante el aumento de los hechos de violencia en contra de los niños, niñas y adolescentes. La sociedad en su conjunto tiene que trabajar para defender sus derechos y garantizar su cuidado y protección; los hogares y colegios deben ser los entornos protectores por excelencia. Lamentablemente, es en estos espacios en donde se vienen presentando los casos más graves de violencia y abusos, por lo que hacemos un llamado a las instituciones para que se haga un oportuno y exhaustivo acompañamiento para prevenir escenarios de violencia.