Las fuertes lluvias que se han registrado en la ciudad en las últimas semanas han dejado varias afectaciones en toda la capital: árboles caídos, inundaciones, retraso en obras y afectaciones a la movilidad.
Uno de los hechos recientes fue el atasco de un bus alimentador de Transmilenio en la calle 26 con transversal 91, justo en el ingreso del barrio Álamos. El vehículo quedó atrapado en un hueco que se encontraba cubierto por la lluvia. Pero no es el único, el pasado 07 de junio fallecieron 2 personas y 1 mujer resultó herida en siniestros dónde una de las causas fue la lluvia.
La primera víctima fue en la localidad de Bosa, en la calle 59 sur con carrera 78J un alimentador a las 10 pm atropelló a un peatón que falleció, la segunda víctima, en suba en el sector La Conejera donde un taxista chocó y se volcó en la calle 170 con carrera 90 e infortunadamente perdió la vida y el tercer siniestro se presentó la carrera 30 con calle 2 en dónde otro taxista impactó contra una vivienda y dejo a una mujer herida.
Existen otros factores que, según algunos expertos, afectan la seguridad en la vía durante la conducción: el ser humano, el vehículo y la infraestructura. Dentro de la infraestructura se puede ubicar las condiciones climáticas, “pues de la calidad de los desniveles de la calzada y sus desagües depende en buena parte la ocurrencia de empozamientos”. También se encuentra en infraestructura el estado de la malla vial que es un riesgo inminente para la seguridad de los ciudadanos. Siniestros viales, vehículos varados, motos caídas, choques contra locales comerciales es el balance que deja la lluvia en materia de accidentalidad.
El IDU invirtió el año pasado $2.440 millones para realizar (mediante dos contratos) un primer diagnóstico con base en los 7 rangos definidos, utilizando la versión más actualizada de la norma internacional ASTM-D-6433, que detalla los tipos de daños e incluye aspectos adicionales a versiones anteriores.
En este ejercicio se encontró del total de 14.563 km carril en Bogotá el 40% está en buen estado, 19% en estado satisfactorio, 13% en estado justo, 10% en estado pobre, 8% en estado muy pobre, 4% en estado grave y el 6% en estado fallido, lo que quiere decir que son vías que requieren una atención mucho más inmediata y sobre las cuáles se trabajará con gran énfasis en lo que resta de la administración.
La realidad de los bogotanos es que ese 28% que se encuentra entre estado pobre y fallido ha generado miles de daños e incluso muertes en las vías de la ciudad, lo que la hace más evidente. Sumado a las obras de infraestructura el caos que genera en la movilidad como la reducción de la velocidad, congestión y siniestros viales es frecuente.
Aunque el Distrito ha dicho que está construyendo ciudad, la malla vial aún está al debe y debe tomar acciones urgentes para que se mitiguen las inundaciones, los huecos y por ende los siniestros viales.
Concejal de Bogotá