El lunes pasado la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia se reunió con los concejales de Bogotá, llevo meses insistiendo en la necesidad de realizar este tipo de reuniones ya que la ciudad está sumida en el caos del desgobierno. Infortunadamente, me queda un sinsabor al ver que los vecinos del Portal Américas, Suba y Usme vivieron una nueva jornada de vandalismo que los obligó a caminar por horas para regresar a sus hogares, no conforme con esto ni siquiera pudieron dormir tranquilos porque sumado al caos de los vándalos, tuvieron que respirar gases lanzados por el terrorismo urbano, si, familias enteras respirando estos gases tóxicos en sus hogares, este ha sido el pan de cada día desde hace cinco meses.
“No estamos tranquilos ni siquiera en nuestra casa, estamos cansados de pedir ayuda a las autoridades, la salud mental de mi familia está destruida. El ESMAD nos protege, pero quienes nos acaban son los vándalos, ya no entiendo que es lo que piden ni porque marchan, sólo entiendo que ya no sé qué es la tranquilidad. Estamos secuestrados en nuestros hogares” afirmó una vecina del Portal Américas.
En lo que va corrido de la actual administración la seguridad se ha convertido en un tema crucial, especialmente por el deterioro de las condiciones inseguras que rodean el día a día de los ciudadanos, considero que este es un problema que se debe abordar de manera integral, creo que hay dos elementos clave para analizar esta crisis de inseguridad.
El primer elemento es comprender la teoría de las ventanas rotas, que en términos generales se refiere a que, si en cualquier lugar se permite el deterioro de algún espacio de las ciudades, este causará un efecto dominó que terminará por aumentar los índices de inseguridad, criminalidad y violencia. En Bogotá, hemos observado la materialización de esta teoría, especialmente en el deterioro del Espacio Público, no hay un solo lugar de la ciudad que tenga basura regada o con algún bien público dañado, roto o destruido. El alumbrado público que dejó Enrique Peñalosa el cual mejoró en un 27% la seguridad, disminuyó en un 22% las lesiones personales y en un 55% el hurto a personas, es historia. Porque la administración ha permitido que estos espacios que pertenecen a los ciudadanos se deterioren y que sean ocupados por estructuras criminales y los vándalos de la “Primera Línea”.
Asimismo, en lo que va de este año y frente a las cifras del año 2020 el hurto a personas aumentó en un 27%, el homicidio aumentó en un 15,7% y las lesiones personales aumentaron en un 41,3%. Estas cifras indican que la pérdida de espacio público sólo ha motivado un aumento en las cifras de seguridad en la ciudad.
El segundo elemento, es que la alcaldesa se ha dedicado a buscar culpables, pareciera que la ciudad vive una cacería de brujas. En sus diversas intervenciones se ha dedicado a descargar responsabilidades en el Gobierno Nacional, Ministerio de Defensa y contra los venezolanos, es decir, se lava las manos y maneja un discurso abiertamente xenofóbico, pero no asume la responsabilidad que la constitución le otorga. Pero en este afán de descargar responsabilidades en otros ha permitido que el crimen organizado y el vandalismo tomen la ciudad.
Esta crisis, no parece tener solución en el corto plazo pero considero que la administración debería tener en cuenta la restricción al parrillero en motos de alto cilindraje, medida que ha mostrado disminución en los delitos, también es necesario trabajar de forma articulada con las instituciones, recuperar el espacio público y el alumbrado público. De otra forma, no es posible concebir la tranquilidad que tanto necesitan los ciudadanos y en especial los vecinos de los portales, quienes ya perdieron su tranquilidad, la seguridad en sus hogares, sus calles, sus fachadas y el espacio público que es para la ciudadanía y no para el crimen.