Muy poco se ha reclamado o exigido frente al caso de abuso sexual del que fue víctima una joven manifestante a manos, al parecer, de otro miembro de la protesta en la zona de concentración denominada ‘Portal de la Resistencia’ en el Portal Américas de la localidad de Kennedy en el marco de una fiesta de que se desarrollaba, irónicamente, por la llegada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a Bogotá.
El abuso, confirmado por los mismos miembros del grupo ‘Espacio Humanitario’, que habría sido cometido por un hombre que se encontraba en el festejo en la jornada concertada con la Secretaría de Gobierno que también se dio a conocer como ‘24 horas sin ESMAD y Policía’, según dicen entre el 6 y 7 de junio, en la cual el compromiso era que los uniformados no intervinieran en el espacio delimitado allí. Un encuentro, en medio del consumo de sustancias psicoactivas, por lo que la víctima de esa violación se encontraba en incapacidad de resistir. La joven, que fue hallada en muy mal estado, bajo la influencia de estupefacientes y trasladada al CAMI de Bosa donde permaneció recluida y ha recibido dos consultas psicológicas; mientras que el hombre que habría abusado de ella, fue detenido por la guardia indígena y entregado a la Policía, sin que se conozca que ha pasado en el caso.
En redes sociales, ese mismo día, una compañera de la víctima relató: “Nos paramos en la tarima del portal resistencia a acabarles la farra porque abusaron a una compañera. Se rieron, se fueron”.
Sorprende cómo la indignación por el hecho solo se manifestó, en un comunicado de la organización que lidera la concentración ‘Espacio Humanitario: Al calor de la Olla, Portal de la Resistencia’, donde se indica que: “El pasado 6 de junio realizamos una jornada de 24 horas de resistencia llamada ACABart…En el marco de esta jornada se presentaron varios casos de acoso y violencia sexual dentro del espacio”; aclaran que su manera de denuncia fue pararse en la tarima y anunciar en el micrófono que se estaban cometiendo actos de abuso y acoso y que su forma de detenerlo fue detener el evento por 20 minutos, haciendo un “control más estricto a la venta y consumo de bebidas alcohólicas y alucinógenas” y que aunque se pensó en detener el evento por las circunstancias, decidieron que era más importante el “esfuerzo organizativo”.
Al parecer, también pasó así con la institucionalidad, para la que este hecho no merecía hacerse público o generar rechazo; ni la personería, ni la Secretaría de Gobierno, la Secretaría de la Mujer o las ONG’s feministas denunciaron en redes o hicieron pública la denuncia del abuso sexual de los otros actos de violencia sexual mencionados; no fue sino hasta que comenzamos preguntar a las entidades, tras conocer las denuncias de compañeras de la víctima y vecinos de la zona sobre el suceso, que hasta este martes 8 de junio comenzaron a confirmarse tímidamente muy tarde en la noche los hechos.
Fueron varios los hechos de violencia contra la mujer y aun así, no se adoptaron acciones contundentes al respecto y no se presentó la intervención que sí se requería de parte de las entidades que deben garantizar los derechos. ¿Dónde estaban los gestores de convivencia? ¿Dónde estaban los representantes de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobierno? ¿Qué estaban haciendo los delegados de la Personería y de la Alcaldía Local?
Es incoherente que los cientos de manifestantes que aseguran estar haciendo “Resistencia” contra la violencia y luchar por los intereses ciudadanos, en el Portal Américas y en diferentes zonas de Bogotá, guarden silencio ante un suceso tan reprochable, que las arengas, las pancartas y los reclamos cesen cuando la víctima es una mujer indefensa, a manos de uno de los hombres que está inmerso en las concentraciones. ¿El rechazo entonces es por unos delitos y por otros no? ¿Los colectivos feministas denuncian y vitorean cuando el victimario es un policía, pero cuando es uno de los manifestantes se puede dejar pasar de agache? No se entiende esa lógica de protesta por los derechos humanos.
Es por eso que rechazo, en concordancia con lo que debe ser, toda vida importa; así como rechazo el abuso policial, condeno este y cualquier acto de violencia de los que seguimos siendo víctimas las mujeres, esta vez, a manos de civiles bajo el escenario de la manifestación y pido a las entidades encargadas de esclarecer los hechos, que se pronuncien al respecto, que investiguen a fondo, que hagan justicia y que caiga todo el peso de la ley sobre este hombre.
Le solicito a los organismos de control, a la Secretaría de Gobierno, a la Alcaldía Local de Kennedy, que le aclaren al Concejo de Bogotá y a la ciudad: ¿cuántos casos de acoso y abuso se denunciaron durante la jornada concertada con la Administración Distrital?, ¿cuántos detenidos hay por los hechos’, ¿Cuál es el estado de las víctimas y si han recibido efectiva atención de la oferta institucional en acompañamiento jurídico y psicosocial?, ¿qué sanciones hay contra los organizadores del evento en el que sucedieron los abusos?, ¿Qué medidas se tomaron para prevenir nuevos hechos, cuando se tienen citadas nuevas concentraciones multitudinarias para esta semana y en las que se comprueba la venta y consumo de bebidas alcohólicas y sustancias alucinógenas?.
Si vamos a pelear por los derechos humanos, que sean los de todos, no podemos permitir que el vandalismo y la violencia estén en la agenda de la ciudad y no tengan sanción alguna y no generen el rechazo de toda la sociedad. Los principios y los derechos no se negocian y las mujeres deben encontrar en la institucionalidad seguridad, protección y respuestas. #NiUnaMás
Concejal de Bogotá
