Un paso más para la garantía de los derechos de las mujeres el que se da con la sentencia T-212-21 de la Corte Constitucional que ponderó los derechos a la libertad de expresión, al buen nombre, la honra y la no discriminación de las mujeres futbolistas del país, que se vieron vulnerados con las declaraciones de Gabriel Camargo Salamanca, máximo accionista del Club Deportes Tolima.
El hecho se remonta al 20 de diciembre de 2018, cuando en rueda de prensa, el dirigente deportivo dijo, refiriéndose al fútbol femenino que: “eso anda mal. Eso no da nada ni económicamente ni nada de esas cosas. Aparte de los problemas que dan las mujeres. Son más tomatragos que los hombres... Pregúntele a los del Huila como están de arrepentidos de haber sacado el título y haberle invertido tanta plata al equipo… Y fuera de eso, les recuerdo, es un caldo de cultivo del lesbianismo tremendo”.
Ahora con esta determinación la Corte considera que pesan más la defensa de los derechos de las deportistas que el de la libre opinión que reclamaba Camargo, y que por el contrario, contribuye a promover el discurso de discriminación en el deporte. Por lo cual, le ordena a retractarse de sus comentarios de la misma manera en que los hizo, es decir, públicamente y en rueda de prensa para que sus palabras tengan el mismo impacto y cobertura que las iniciales, con la asistencia general de la prensa y jugadoras de todos los equipos y organizaciones que las representen, que que puedan realizar preguntas y obtener respuestas en un diálogo constructivo y en donde el dirigente deberá leer también el comunicado de disculpas que emitió tímidamente y hacer referencia a las disposiciones de la FIFA y la Federación Colombiana de Fútbol para enfrentar la discriminación de género y tendrá la obligación de poner en práctica un programa orientado a erradicar cualquier práctica discriminatoria de su equipo femenino del Club Deportes Tolima en los próximos seis meses .
Es importante resaltar que la Corte reconozca una realidad innegable y es que el fútbol femenino en Colombia se desarrolla en un contexto de discriminación multidimensional que lo afecta y lo relega generando profundas brechas en comparación con el fútbol masculino y que son la base para que algunos dirigentes y personajes del ámbito deportivo se crean con el derecho a transgredir a las deportistas fundándose “en prejuicios y estereotipos contrarios a la aspiración democrática y pluralista de la Constitución de 1991”.
Celebro que los magistrados resalten que “los dirigentes y los cuerpos directivos de los equipos están obligados a identificar dificultades y generar oportunidades para el fútbol femenino” y que sus actuaciones no pueden ir en contra de estas iniciativas que impulsan el valor del deporte como forma de interacción social y como medio para la realización de los planes de vida de quienes lo practican.
Sigue siendo lamentable que los derechos de las mujeres en cualquier ámbito tengan que reclamar garantías a través de demandas y tutelas, lo cual representa un mayor reto y compromiso de la sociedad y de las instituciones gubernamentales y de justicia para evitar que esta tendencia se extienda. Los derechos de las mujeres no se limitan a su casa, a un sitio de trabajo, sino que deben darse en todos los escenarios; en este caso, en las canchas y espacios para el deporte, por lo que se requiere del interés de las organizaciones involucradas en generar campañas, capacitaciones y programas de sensibilización en no discriminación e igualdad de género.
Concejal de Bogotá