La crueldad de los feminicidios
Sigue en la impunidad el asesinato de Luisa Fernanda Ovalle, la porrista del equipo Millonarios que murió el 30 de noviembre del 2013 cuando fue apuñalada en el barrio Castilla de Kennedy, por un hombre que tres años después no ha sido identificado ni capturado.
Aunque en el 2015 un testigo se presentó a las autoridades y dijo que tenía información clave del crimen, la investigación no ha avanzado.
La Policía informó que Luisa Fernanda Ovalle tenía una relación afectiva con un joven que aún no han identificado las autoridades y que pudo incidir en el hecho.
Los vecinos del sector manifestaron que horas antes del crimen, un hombre de chaqueta negra estuvo merodeando el sitio durante varias horas rondando en el parque ubicado en la carrera 73B con diagonal 7 A Bis, en el barrio Castilla, del occidente de Bogotá.
La joven fue herida con un arma cortopunzante que le causó lesiones en órganos vitales como el corazón, los pulmones, los intestinos y los grandes vasos, como lo confirmó el informe del Instituto de Medicina Legal. Hoy no hay ningún responsable por este asesinato.
Tatiana Grueso, asesinada hace 18 meses, en el barrio Guacamayas en el suroriente de Bogotá, es recordada hoy por su familia que no se ha podido reponer del crimen. Es hija del popular "Pulgarcito", Gustavo Grueso, destacado motero de la capital del país.
El asesino, Diego Murillo, compañero sentimental de la joven, fue capturado y está condenado a 18 años de cárcel. Su atroz crimen es recordado porque dejó el cadáver de la víctima junto a su pequeño hijo durante tres días.
Reconocer el crimen le valió a este homicida obtener una rebaja de la mitad de la condena, a pesar de las pruebas que mostraron que torturó y destrozó el cuerpo de Tatiana.
El cuerpo de Ana Milena Torres, de 22 años, fue encontrado el 5 de febrero del 2015 envuelto en bolsas de basura. Su asesino, el vigilante Alexánder Ulloa reconoció que la intimidó con arma blanca en la sede de la Filarmónica de Bogotá, a donde la ingresó a la fuerza, cuando la joven transitaba por esta calle, en el sector de Teusaquillo.
Ulloa abusó sexualmente de la joven estudiante de la Corporación Educativa Indoamericana y manipuló las cámaras de seguridad de la entidad cultural. Dejó su cuerpo a cinco cuadras de donde cometió el crimen, en el canal del Arzobispo.
Un juez determinó que el homicida deberá ir a un centro carcelario, donde le espera una condena de 30 a 40 años. Durante la audiencia Ulloa aceptó los cargos de homicidio agravado. Está detenido en la cárcel Modelo de Bogotá pero no ha sido condenado.
¿Hasta cuándo tendremos que seguir esperando que la ley sea efectiva contra los homicidas de mujeres? Desde el Concejo de Bogotá, cada día, alzo mi voz para denunciar atroces crímenes que quedan en la impunidad.