El índice de pobreza multidimensional (IPM) para 2020 fue de 18,1% en el país, un incremento del 0,6% en comparación con el 2019 cuando el índice estaba en 17,5 %, lo que refleja que 489.000 personas más entraron a ser parte de la población en condiciones de pobreza multidimensional.
El ranking que mide esta condición se compone de cinco dimensiones: Condiciones educativas, que hace relación al analfabetismo y bajo logro educativo; Condiciones de la niñez y juventud; Trabajo; Salud y la última, que es sobre las condiciones de la vivienda y servicios públicos, en la que los hogares son considerados pobres multidimensionalmente cuando tienen privación en por lo menos el 33,3% de los indicadores.
En el caso de Bogotá, la incidencia de pobreza dimensional paso de 7,1% a 7,5% de acuerdo con el DANE, la mayor contribución a éste índice fue de la dimensión trabajo con 30,6%, seguida de la dimensión educativa con 24,9%, niñez y juventud con 18,9%, salud en un 18,4%, y condiciones de la vivienda con 7,2% del total. El número de personas en condiciones de pobreza multidimensional pasaron de ser 537.000 a 482.000 de un año a otro, es decir que 45.000 ciudadanos entraron a este lamentable segmento poblacional.
Otro factor que preocupa es el que revela que en 2020 el 19,6% de las personas que pertenecían a un hogar de jefatura femenina eran pobres multidimensionalmente, aumentando 0,7 puntos porcentuales con respecto al 2019. En el caso de la incidencia de pobreza multidimensional en hogares con jefatura de hombres disminuyó 0.9% comparado con los hogares con jefatura de mujeres que aumento en 2.5%, así que seguimos viendo grandes brechas en detrimento de la situación de las mujeres en la ciudad.
Las cifras muestran que el año 2020 recrudeció los problemas sociales, la generación de empleo se ha convertido en la prioridad pero al mismo tiempo se requiere que la Alcaldía genere entornos de seguridad, que atraiga inversiones y para esto múltiples factores inciden como la movilidad, el paisaje urbano y especialmente la seguridad y la percepción que de ella tengan los ciudadanos. Bogotá debe continuar siendo atractiva para los inversionistas que son claves para la reactivación; y desde las competencias de las entidades, ejecutar obras, no solo como un deber sino como una oportunidad de recuperar los espacios perdidos en la ciudad.
Concejal de Bogotá