La Encuesta Bogotá Como Vamos en diciembre de 2020 registró que el 81% de los bogotanos se siente inseguro y que el 72%, sienten temor en los barrios donde habitan. A lo anterior se suma que el 77% de las personas entrevistadas se sienten insatisfechas por los servicios judiciales durante la pandemia y de estos, solo el 4% confía en el sistema de justicia en Colombia.
Ante este preocupante panorama de inseguridad que vive Bogotá, la alcaldesa Claudia López prometió en lo corrido del año 2020 que se trabajaría con el apoyo de la Policía Judicial a quien se le brindaría mayor respaldo para que el trabajo de persecución al crimen organizado en la ciudad se realice con una inteligencia y tecnología mucho más robusta. También se aseguró que en adelante el modelo de vigilancia de cuadrantes sería más dinámico y que este pasaría a convertirse en un esquema de Policía Comunitaria.
Otra cosa que se prometió es que la Línea 123, pasaría a ser un centro de despacho de reacción mucho más eficaz para atender denuncias.
En cuanto al número de hurto de bicicletas y celulares, es necesario tener en cuenta que estos no siempre se denuncian, lo que genera la duda de si esta reducción se debe a que el hecho dejó de cometerse en la misma cantidad o más bien no fue reportado.
Durante los meses de mayo hasta septiembre fue evidente la manera en como se presentaban hurtos en motocicleta bajo la modalidad de raponazo, así como intimidación con arma de fuego y/o blanca, que fueron denunciados por los mismos ciudadanas en las localidades de Usaquén, Suba y Engativá principalmente, donde se daba en zonas residenciales, como Cedritos, Las Ferias y Colina Campestre por mencionar unos casos. Se presentó además el primer homicidio en los 20 años de operación del sistema Transmilenio, así como en el mes de diciembre un segundo homicidio, esta vez en el componente zonal del SITP.
Se presentaron de manera frecuente ante las denuncias en redes y medios de comunicación, casos de justicia a mano propia donde la ciudadanía manifestaba su inconformismo en localidades como Kennedy, Rafael Uribe Uribe, Usaquén, Engativá y sectores como Tibabuyes en Suba.
Todo esto nos lleva a concluir que se debe acabar la estrategia mediática de enrostrar la reducción de las cifras para tratar de callar un hecho tan delicado, como es el asesinato de un ciudadano, por ejemplo, porque aunque los números bajen, los delitos se siguen cometiendo y no es tema de percepción, esto es una realidad que se vive en el día a día de Bogotá, donde comúnmente las personas al salir de sus casas, sienten temor de sufrir un atraco a mano armada o a través del cosquilleo o raponazo.
Por lo anterior, he propuesto desde el Concejo de Bogotá, limitar motos de alto cilindraje; realizar una conexión más robusta en las cámaras de la ciudad con la Policía de Bogotá y hacerles una labor de mantenimiento y revisión con mayor frecuencia; identificar los puntos calientes, en donde se cometen mayor número de atracos callejeros, a establecimientos comerciales y entidades financieras, lo mismo que los lugares en donde más se cometen temas de fleteo, para ejecutar un permanente monitoreo que permita dar con los autores de estos hechos y así desmantelar sus organizaciones criminales.
Además de todo lo anterior, es necesario realizar una purga al interior de la Policía de Bogotá con contrainteligencia, unos pocos delincuentes no pueden seguir afectando una institución de más de 100 años de historia.
Para realizar esta labor se requiere de la colaboración de las empresas de vigilancia y seguridad privada, taxistas, comerciantes y también de quienes prestan los servicios de celular, lo mismo que de las multinacionales que importan los equipos de telefonía móvil.
La inseguridad que vive la ciudad de Bogotá es demasiado preocupante, por eso se requiere que en esta materia estemos todos unidos para combatir la delincuencia, no solamente proponiendo ideas, sino además teniendo claro que esto solo se logra si se construye sobre lo construido. Esto va de la mano con la modernización del C4, el Comando de la Policía, mejoramiento de la línea 123, así como las 5.024 cámaras instaladas. Todo esto, durante el Gobierno de Enrique Peñalosa.