Aunque la administración de Bogotá Mejor para Todos con su gestión y los bogotanos con sus recursos hicieron todos los esfuerzos posibles para ver convertida en realidad una visión de movilidad integral para Bogotá, en beneficio de casi 700 mil personas que habitan el borde oriental y más de 3 millones que transitan a diario por la Carrera Séptima, nuevamente celebran aquellos que ni siquiera usan el transporte público, el retroceso de las obras que benefician a la comunidad.
¿Qué se reversó, en perjuicio de los bogotanos?
Es necesario recordar todo lo que se pierde con esta decisión apresurada de la Alcaldía; que determinó cambiar un proyecto con toda la idoneidad del caso, que garantizaría movilidad y desarrollo por la Carrera Séptima desde la Calle 32 hasta la Calle 200, integrando transporte masivo, espacio público y ambiente, con la idea reciente de un “Corredor Verde” que promete muchas cosas pero que en realidad no plantea nada concreto frente a un beneficio o estructura real para Bogotá.
Dentro de este proceso, el gobierno nacional financió el proyecto de la primera línea de Metro que está compuesto por un componente troncal y un componente férreo. El componente troncal lo constituyen las troncales de la Av.68, la Av. Ciudad de Cali y la Av. Boyacá. Dentro de los requisitos para que el proyecto fuera declarado de importancia estratégica el DNP exigió al Distrito la definición de un plan de transporte masivo regional. El Distrito entregó un plan con modelos de transporte elaborados a 10 y 20 años. Así se expidió el CONPES de importancia estratégica del metro y posteriormente de las troncales.
La financiación de los sistemas de transporte masivo exige mínimo un 30% de aporte del ente local y hasta un 70% de la Nación; por eso, para garantizar el 30% el Distrito aportó el costo de la troncal de la carrera 7ª, un proyecto de transporte masivo que hace parte del sistema integrado de transporte regional. Sin este proyecto, disminuye el número de pasajeros, los beneficios del proyecto metro y se puede poner en peligro la viabilidad económica. La construcción del Metro preveía el desarrollo del BRT de la carrera 7ª que eventualmente aliviaría el tráfico una vez terminada, facilitando el manejo del tráfico para el metro.
Diferencias entre el Proyecto Tm 7ª e Idea de Corredor Verde
La Carrera Séptima, que es sin duda la vía más importante del borde oriental de la ciudad y la troncal de Transmilenio permitiría que los habitantes de barrios como El Codito o San Cristóbal Norte, pudieran reducir sus tiempos de viaje hasta en un 50% por medio de un sistema de transporte público masivo que se articularía con troncales como la Caracas, carrera 10ª, calle 26 y la futura troncal de la 68-100 de manera rápida.
Desde su campaña, la hoy alcaldesa Claudia López, propuso un Corredor Verde con sistema de transporte basado en energías limpias, espacio público, zonas verdes, entre otras características; idea que tomo fuerza con la aprobación del artículo 105 del reciente Plan Distrital de Desarrollo, por las mayorías de este Concejo y con lo cual se desconocía todo el proyecto de la troncal que se gestó desde hace más de diez años, durante la administración de Luis Eduardo Garzón, y que finalmente configuró y dejó en licitación el gobierno de Enrique Peñalosa. Las características que tanto se promocionan de este Corredor no son exclusivas del mismo; pues si se revisa el proyecto de la troncal también se tenían incluidas y con especificaciones: la renovación de 400.000 metros cuadrados de espacio público, 282.000 metros cuadrados de andenes, 83.000 metros cuadrados de zonas verdes y 11 kilómetros de ciclorrutas son algunos que se pueden mencionar.
En cuanto a la mejora en la calidad del aire y reducción de emisiones de material particulado, también estaban contemplados con el reemplazo de los 1500 buses que circulan en la actualidad en este corredor, por 140 buses de última tecnología amigables con el ambiente y que dependía de que la Administración actual solicitara a los oferentes en las licitaciones que se debían abrir para adquirir dichos vehículos. Ahora, solo hasta el mes de septiembre, de acuerdo con lo señalado por la Alcaldía, se podrá conocer el avance conceptual del “Corredor Verde” y queda en evidencia que la diferencia con el proyecto de TM es más política que técnica.
Con el Corredor, quedan más dudas que certezas
Sin la Troncal de la Carrera 7ª el Distrito no garantiza el 30% del aporte del convenio de cofinanciación del metro y también es claro, que un corredor verde no moverá la misma cantidad de pasajeros y generará menos beneficios. Entonces, ¿la Nación va a permitir que se retire el proyecto de troncal de la carrera 7ª, sin conocer las condiciones de uno nuevo? ¿Qué exigirá el gobierno Nacional como proyecto equivalente? ¿Qué impacto puede tener este proyecto sobre la demanda del Metro? ¿Qué implicaciones tendrá para el proyecto firmado con el consorcio chino? ¿Cuál es el sistema de transporte masivo regional del que se habla en la Administración y que no conocen los bogotanos y por el que se reversó la troncal? ¿Cuándo va a estar listo? Mientras tanto qué garantías tiene la Nación? Dentro de los anuncios del Distrito tampoco se habla de los avances con las empresas WRI y GEHL ¿Qué cronograma tiene el proyecto?, los bogotanos esperan las respuestas a estas preguntas con verdad y prontitud pues son sus recursos, los de sus impuestos, los que están en juego.
No hay duda de que la Carrera Séptima se debate entre las decisiones técnicas y las políticas, dejando en medio a la ciudadanía que desde hace más de 10 años no ve una solución real a los problemas de movilidad, dificultades que continuarán en un largo plazo, pues la idea comenzará a debatirse hasta el mes de septiembre y por un par de meses, después vendrá la concertación, si es que se logra, los diseños, que deben aprobarse, acomodarse a la realidad de la ciudad y al compromiso con el proyecto Metro; una serie de procesos que incluyen los estudios, las aprobaciones y demás trámites que la Troncal ya tenía listos y por los cuales se había invertido mucho tiempo y dinero. Sin embargo, Bogotá comienza de cero nuevamente ante la insistencia de unos pocos en frenar el desarrollo de la movilidad y el beneficio para esa población vulnerable que sí usa transporte público y hoy padece, mientras unos cuantos desde sus vehículos blindados o particulares celebran.
Concejal de Bogotá