En materia de pobreza y desigualdad, las cifras demuestran como en los indicadores de pobreza monetaria y pobreza monetaria extrema la ciudad aumentó en el primer año de gobierno en 1,2% puntos porcentuales, lo que implica que aumentó el número de bogotanos con pobreza monetaria. Por consiguiente 925.680 personas no cuentan con ingresos que les permitan adquirir los bienes requeridos para la satisfacción de sus necesidades básicas. Para el 2016 el 11,6% de los capitalinos se encontró en situación de pobreza monetaria. Este índice de pobreza en Bogotá había presentado una tendencia a la baja en los últimos 12 años de gobierno. Pasó del 31.7% al 10.1%, lo cual significó una disminución en la pobreza monetaria de 21.6 puntos porcentuales.
Según los expertos este indicador social depende de un conjunto de variables tales como el empleo, el crecimiento económico y la inflación; también depende de la aplicación de políticas públicas que se reflejan en beneficios o no de la población y para este caso la ciudad está perdiendo lo que se había avanzado en los últimos años.
Así el panorama, se puede deducir con los resultados obtenidos, que la pobreza monetaria extrema, para el 2016 incrementó en 0.3%, y que el 2.3% de la población en la ciudad se encuentra en línea de indigencia; es decir que 183.540 personas, no cuentan con ingresos suficientes para acceder a una canasta mínima de alimentos estrictamente necesarios para la supervivencia.
En lo que respecta a la pobreza multidimensional, es un indicador que mide el nivel de pobreza, partiendo del análisis de otros componentes, como el educativo, vivienda, trabajo, salud y acceso a servicios públicos. “Este analiza la pobreza dependiendo del número de carencias en los hogares es tan alto que les impide desarrollar plenamente sus capacidades y gozar de sus derechos”[1]. Igual que los anteriores índices se incrementó la pobreza en la Capital en un 1,2%, con respecto de 2015. Para el 2016 se registraron 470.820 059 personas con pobreza multidimensional es decir 95.760 ciudadanos más pobres en relación con los que había en el 2015 en Bogotá.
Lo que resulta más grave de estos resultados es que es la primera vez en cinco años consecutivos que la ciudad arroja un incremento en las cifras de pobreza, periodo en el cual se había reducido esta cifra a casi la mitad. Lo cual demuestra que era cierta la denuncia realizada desde la Bancada del Polo democrático en el Concejo de la Capital de la República, en el marco de la discusión del Plan de Desarrollo, cuando se manifestó que a la Administración Peñalosa no le importa seguir avanzando en la reducción de la pobreza ni en la ampliación de las políticas sociales, en beneficio de los más vulnerables; por el contrario la prioridad del gobierno es seguir apoyando los intereses del gran capital, constructores y contratistas del sector privado.