Con la posesión de Gustavo Petro hemos visto un cambio en el discurso de la administración distrital, al parecer con la intención de alinearse con el gobierno nacional y no llamar a las cosas por su nombre sino valerse de eufemismos que pretenden tapar el sol con un dedo. Me refiero al famoso término “multi crimen” que está de moda y parece gustarle mucho a la alcaldesa pero que no hace referencia a algo distinto a que el narcotráfico se está tomando espacios en la capital.
Este comportamiento delictivo está relacionado con el desgobierno y las ventanas rotas que iniciaron el primero de enero del 2020. Es imposible que los delincuentes no se hayan organizado y estén operando en una ciudad cuyos espacios cada vez son más oscuros y están llenos de basura, los bogotanos lo ven en su cotidianidad: hay parques oscuros, esquinas llenas de basuras, cuerpos con señales de tortura en cualquier esquina y reportes de que bandas de crimen transnacional cómo “el Tren de Aragua”, “el Clan del Golfo”, “disidencias de las FARC”, entre otras.
La presencia de estas estructuras no es nueva, ni ocurrió en los últimos meses. Como se evidencia en las alertas tempranas de la defensoría del pueblo este fenómeno viene desde 2021 cuando se publicó la alerta 010-21 que se refiere a que en la capital hay una lucha por el control de las economías ilegales. Poco más de un año después salió la alerta 005-22 que reiteró que la lucha por el control de economías relacionadas con el narcotráfico era una amenaza latente.
El 29 de agosto de este año el defensor del pueblo dio a conocer a la opinión pública que en seguimiento a la primera alerta descubrieron que hay una relación directa con el incremento de los delitos de alto impacto cómo el homicidio violento. También destacó que es posible que “el Clan del Golfo” ya esté operando en la ciudad y sea parte de la guerra por el control de mercados ilegales.
A la fecha se han encontrado 27 cuerpos con señales de tortura en la ciudad y que según las autoridades responde a este conflicto entre estructuras criminales. El patrón de los asesinatos se relaciona con: desmembramiento, tiros de gracia y envolver los cuerpos en bolsas. Esto ha pasado en la ciudad mientras la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia – SDSCJ sigue intentando cumplir con la meta construir un inventario unificado de estructuras criminales y en dos años y medio de gobierno tan solo han llegado a 50%.
Estos datos sumados a que el 2021 tuvo la tasa de homicidios más alta de los últimos cuatro años, en 2022 van 568 homicidios y 339 en atraco, dejan claro que la política de seguridad está fracasando, no es integral y se ha caracterizado por pañitos de agua tibia. Todo eso ocurre mientras la alcaldesa sigue de rumba y Bogotá se derrumba.
Concejal de Bogotá