Mes a mes se recrudece la percepción de inseguridad de los bogotanos, sin embargo, los constantes y cada vez más violentos hechos que se dispersaron por todas las localidades, contradicen con la realidad que viven los bogotanos, las cifras que mes a mes revela la administración mostrando un presunto panorama de mejoría y seguridad.
Esta semana, la Secretaría de Seguridad presentó el balance correspondiente al mes de febrero en el que resaltó la reducción de homicidios, hurtos a comercio, a bicicletas y una reducción importante en casos de violencia intrafamiliar. En un comparativo con el mismo mes del 2020, con una diferencia sustancial en las condiciones en las que se encontraba una ciudad en total normalidad y flujo total de personas en las calles, a una en pandemia como ocurre actualmente.
Es positivo que en el reporte, se indique que los casos de violencia intrafamiliar tuvieron una reducción 3.639 casos en 2020 a 1.531 en el 2021 ya que venimos de una cuarentena estricta que comenzó hace casi un año generando cambios en la dinámica que tenían los hogares convivían normalmente. También es importante resaltar la disminución de hurtos a comercio que pasaron de 1.563 en 2020 a 570 en 2021. Pero es inevitable cuestionarme si esta disminución no tuvo relación con los más de 50.000 negocios que tuvieron que cerrar definitivamente y otros que no han abierto de manera regular, producto de la pandemia y por las excesivas restricciones distritales: es por eso que esos casos se podrían categorizar como incrementos si se tiene en cuenta lo anterior.
Ahora bien, celebrar la reducción de 3 hurtos a bicicletas en el mes de febrero en comparación del 2020, no es motivo de aplausos. Desde el año pasado he venido haciendo alertas constantes sobre este delito y como afecta a varias localidades, y que tomo fuerza en la cuarentena con los bogotanos utilizando la bicicleta como medio de transporte alternativo, pero que no veían garantías a su movilidad por la ciudad. Mejor aún es, que finalmente se dé la incursión del ejército en la seguridad urbana para combatir estas problemáticas que no pueden pasar desapercibidas y si la Secretaría basa sus cifras en denuncias, es de recordar que del total de casos de hurtos, solo un aproximado del 50% de las víctimas, denuncia.
Violencia e inseguridad por las localidades
Aunque las cifras de la Secretaría de Seguridad aparentan ser positivas, los ciudadanos mismos hacen visible la proliferación de casos de inseguridad en sus barrios. Nada más esta semana conocimos desde hurtos a bicicletas con arma de fuego en Álamos Norte, como atracos a personas con arma blanca en Kennedy, robo de motocicletas en 10 segundos en Engativá, dos homicidios en zona rural de Sumapaz y el hurto de una camioneta contratista de la Secretaría de Salud en el barrio San Fernando. Recordemos que la más reciente encuesta de percepción de inseguridad de la Cámara de comercio indica que 6 de Cada 10 bogotanos indica que la inseguridad aumentó y no lo dicen precisamente porque lo crean nada más sino porque la han vivido de cerca y el porcentaje de esta consideración es el más alto de los últimos 5 años.
Debe prohibirse el parrillero en moto
A pesar de que en varias oportunidades hemos reiterado la solicitud al Secretario de Movilidad y al Secretario de Seguridad que se adopte esta medida comenzando con un piloto similar al que funcionó tan bien en 2018 en la administración del ex alcalde Enrique Peñalosa, donde se identifiquen las zonas de mayor ocurrencia del delito con esta modalidad para reducir las cifras de inseguridad y teniendo claro que es una de las principales técnicas de hurto y homicidio, abordar a las víctimas a boro de una moto donde es el parrillero el que realiza el delito mientras el conductor le espera para el escape.
En general, hay un agotamiento de los ciudadanos que no aguantan más la inseguridad latente. Lo más preocupante es que ante la ineficacia o inmediatez del plan de choque prometido por la alcaldesa Claudia López, para reducir considerablemente la delincuencia, los afectados por la ola de hurtos han decidido tomar justicia por mano propia y organizarse en bloques de seguridad civil que además de denunciar, se han armado para detener a los delincuentes; el riesgo es que en muchos casos alentados por la ira y la impotencia pueden resultar hechos lamentables que no deben pasar desapercibidos para las autoridades. Si se fomenta la violencia, se pierde la convivencia y la solidaridad.
Concejal de Bogotá