La ciudad en estos dos años y medios es un claro reflejo de lo que ha sido este gobierno “cuidador” y es la habilidad de hablar sobre el deber ser del mundo ideal, pero que cuando se sale a las calles la realidad es muy distinta de todas esas promesas y discursos, prueba de ello son las denuncias que llevo haciendo todo este tiempo sobre ventanas rotas donde el caos, el desorden, la falta de sentido de pertenencia, así como la falta de cultura y las acciones determinantes de parte del distrito nos tiene viviendo sumergidos en la basura a tal punto que se nos volvió parte del paisaje este lamentable suceso.
Duele ver la inacción de un gobierno que se hizo elegir con las banderas de la cultura ciudadana y que hoy en día cada vez que la alcaldesa coge un micrófono acude al discurso de la importancia de retomar la cultura ciudadana, bandera de Mockus, así como el hablar excesivamente de cuidar el ambiente y de la economía circular, cuando su espacio público esta invadido de basura sin una estrategia que evidencie la importancia de cultura ciudadana que a la fecha ha sido nula e inexistente, evidenciada en el cambio de su secretario, que es muy buen actor y al cual se le desean los mejores éxitos, pero que como funcionario público brilló por su ausencia ante las necesidades de la ciudad.
Como se muestra ni cultura ni acciones del gobierno para llamar la atención por medio de multas, sanciones y demás que lleve a que aquellos que normalizaron el llenar la ciudad de escombros, de basuras y de ver roedores sigan impunes ante una problemática que las entidades como UAESP se limitan a hacer campañas después de años de denunciar estos hechos.
En este problema se requiere tomar medidas que aunque sean impopulares logren ser eficientes, de nada sirve que se hable acerca de la importancia de reciclar, de reverdecer, de amar la ciudad, de hablar de lo verde y pintar todo de ese color, si al lado se evidencian contenedores destruidos, reciclaje a cielo abierto, animales escarbando en la basura, canecas hurtadas o destruidas y que cuando se le busca llamar la atención a aquellos que no cumplen su rol de ciudadanos de sacar los residuos en los días que el camión pasa, o que pagan a un carretero para que se deshaga de los residuos de construcción, la respuesta sea un acto hostil y violento de parte de la ciudadanía.
De seguir esto así las consecuencias no serán solo las que vemos, donde la gente va a creer que es normal dar el manejo que le dan a los residuos, sino que todo esto será un claro reflejo de que la impunidad vale la pena como ya lo hemos visto en el nuevo gobierno nacional y el “correr la línea ética” es recompensado.
Es urgente que el distrito asuma la responsabilidad de hacer cumplir las sanciones establecidas a aquellos que no cumplen las normas de convivencia para habitar la ciudad y beneficie la comunidad. Esto dará pie a violar otras normas ante la inacción distrital de ejercer acciones que evidencien y generen conciencia en la ciudadanía para cambiar sus patrones de comportamiento.
Bogotá no puede seguir sumergida en las basuras, ignorando los problemas de cultura, de salud y de convivencia que cada día son más complejos de manejar. Invito a que el Distrito más allá de publicar imágenes en redes decida asumir las responsabilidades que le corresponden en beneficios del bien común.
Lucía Bastidas
