Estamos a mitad de año con un gobierno que se percibe pasivo, falto de norte y de contundencia para dar solución a las mayorías capitalinas que han visto vulnerados sus derechos a la movilidad, a trabajar y a vivir en un ambiente sano.
Se publicaron las cifras de seguridad que corresponden al mes de mayo y como suele ser costumbre de este gobierno que basa sus decisiones en la popularidad de las encuestas, mientras la realidad del ciudadano de a pie es otra, llama la atención las cifras de hurtos a bicicletas que, aunque desde los datos, los gráficos y el excel evidencian mejoras, para los bogotanos la inseguridad se vive a diario sin que sean escuchados sus reclamos por parte del gobierno cuidador.
Hoy que celebramos el Día mundial de la bici, el panorama en materia de hurtos de bicicletas se ve desalentador. Para el mes pasado se registraron 821 casos con una notable mejora versus al mismo mes de 2020 que presentaron 1.188 casos. Pero hay que preguntarnos si el mes del paro no evito que las cifras fueran peores, ya que al tener por más de un mes bloqueada la ciudad muchos que usan este medio de transporte para movilizarse no pudieron hacerlo.
Ahora, al ver el acumulado del año entre enero y mayo son 4.088 ciclistas los que han sido víctimas en la ciudad de hurtos sin tener claridad de un panorama distinto, donde se tiene un promedio de 27 bicicletas robadas al día. Esto no puede pasar desapercibido pues la ciudadanía no encuentra garantías para movilizarse en la ciudad, primero por los bloqueos y ataques a los vehículos particulares, después el vandalismo al único sistema de transporte masivo que tenemos mientras se construye la PLMB y ahora una cifra preocupante que en medio de la crisis preocupa demasiado a quienes se movilizan en bicicleta por la ciudad.
La ciudadanía está cansada de la falta de garantías y de autoridad del actual gobierno de la ciudad, de cómo el distrito perseguía con decisión y castigo en mano a comerciantes, a quien no tuviera tapabocas, a quien saliera al parque, pero con vándalos y ladrones actúen de manera pasiva, sin sanciones y sin normatividad. Por esa permisividad es que aunque las cifras bajen algo, los robos son más violentos, con uso de armas y amenazas que ponen en riesgo las vidas de quienes gozan de usar la bicicleta o la usan por economía. Hoy en redes desde las diversas cuentas distritales hablan de que Bogotá es la capital de la bici y muestran fotos del carril improvisado de la Séptima mientras ignoran la seguridad de los usuarios de bicicleta en el resto de la ciudad.
Por eso hago una vez más el llamado a que se brinden las garantías necesarias para que los ciudadanos que eligieron este modo de transporte para movilizarse en la ciudad y la región lleguen sanos y salvos a casa, porque como tituló el 2 de junio La Silla Vacía: “La seguridad en Bogotá va mal y la relación de López con su secretario también” queda en evidencia que la ciudad va por mal camino y mientras existe como en otras entidades distritales el “fuego amigo” los bogotanos no pueden seguir pagando los platos rotos de que quienes nos gobiernan no den soluciones articuladas por el bien de todos.
Concejal de Bogotá