Todo se desencadenó tras un lamentable hecho que todos repudiamos, la muerte del abogado Javier Ordoñez, luego de ser agredido con exceso de fuerza y bajo el más brutal trato mientras rogaba por su vida en manos de dos policías que excedieron sus funciones y omitieron su propósito de proteger y servir, lo que desencadenó todo un caos en Bogotá. Mientras tanto, la Procuraduría General de la Nación, la Fiscalía, la Policía y la Personería ya abrieron las investigaciones pertinentes según su competencia contra los uniformados que
Si bien, no debe ser tolerable la muerte de un ciudadano por causa del abuso de autoridad de un par de policías, tampoco lo es el vandalismo propiciado por inescrupulosos que solo buscan ahondar en el daño a los bienes de la ciudad y generar temor e incertidumbre en la comunidad. Muestra de que sus actos no responden a reclamar por el asesinato de Javier, son las palabras de los familiares del abogado fallecido, quienes manifestaron que su único interés es obtener justicia por este crimen, que rechazan cualquier tipo de violencia y que quienes lideran manifestaciones violentas en su nombre son unos ‘oportunistas’ que no los representan.
La respuesta desmedida que se generó en la ciudad, avivada en redes y en acciones coordinadas resultó lamentablemente en: la muerte de cinco personas en Bogotá, 258 heridos entre particulares y policías; 49 CAI’s vandalizados, 22 de ellos incendiados; 37 vehículos de TransMilenio afectados, 8 incendiados; 48 buses del SITP vandalizados, 5 de ellos incendiados; 25 motocicletas dañadas, 9 vehículos institucionales averiados, dos entidades bancarias afectadas.
Y es que desde que pensemos que la respuesta a un crimen es reaccionar con el mismo o superior grado de violencia, no lograremos cambiar nada de lo que rechazamos, es ilógico creer que resolveremos el abuso, los excesos y la represión, con vandalismo, agresiones y anarquía. El llamado siempre será la búsqueda de la justicia a través de la denuncia ciudadana, de la protesta pacífica, de las manifestaciones públicas de rechazo, para presionar realmente a que la justicia opere, produzca sanciones y condenas contra los responsables y la reparación para las víctimas; además de no caer en estigmatizar a las comunidades e instituciones por la acción de unos pocos; son más los hombre y mujeres en todos los sectores de la sociedad que buscan hacer de Colombia un mejor país.
En los recientes hechos, preocupó sin embargo, la demora en la reacción oficial desde el gobierno Distrital y la ausencia de un pronunciamiento eficaz de parte de la jefa de la policía de nuestra ciudad que es la alcaldesa, con acciones que permitieran evitar la prolongación de la violencia en las calles. Desde el primer momento, la institucionalidad tuvo que hacer presencia en las localidades, blindando a los ciudadanos, conciliando y garantizando el orden público para todos. La violencia se desbordó por cada vía y los daños con los que amanece Bogotá no solo aquejan a la Policía como institución sino a todos como ciudadanos, porque la infraestructura en general de nuestra ciudad fue vandalizada, porque la recuperación de esas instalaciones, buses y calles la pagamos todos con nuestros impuestos y la afectación mientras que se reparan es para todos los que habitualmente la utilizamos.
Como sociedad nos debe unir el dolor por las vidas que se han perdido, por la injusticia, porque todas las vidas valen y ninguna violencia es justificable. Las instituciones deben trabajar juntas por esclarecer los hechos, se necesita también una reforma a la Policía, como también estrictas las sanciones a quienes en las calles promueven la destrucción. Condenamos desde la calma que reclama nuestro país hoy, todo atentado contra la vida y la integridad de la ciudadanía y la paz que necesitan nuestras ciudades. #ElOdioNoConstruye #VandalismoNoEsProtesta
Concejal de Bogotá