Ese el reclamo en el que insisten los vecinos de los portales Américas, Usme y Suba, que desde el 28 de abril, cuando iniciaron las convocatorias del Paro Nacional, han visto cómo sus barrios, fueron apropiados por las autodenominadas Primeras Líneas y convertidos en zonas de combate de los vándalos que agreden a la comunidad; sin que hasta el momento la Administración Distrital haya reaccionado a su favor para evitar que continúe la protesta violenta.
Con la reciente jornada de manifestaciones, los residentes de estas zonas nuevamente denunciaron ser víctimas de daños en sus viviendas, de amenazas de vándalos y encapuchados, de la venta y consumo de drogas en medio de las aglomeraciones de los manifestantes, y situaciones de inseguridad. Cansados de la falta de atención de la alcaldesa y los delegados de su gabinete decidieron hacer nuevas denuncias y con pruebas seguir evidenciando que la situación para ellos no ha cambiado en seis meses, en los que han tenido que invertir millonarias sumas por los daños en sus viviendas, otros abandonar los barrios donde vivieron toda su vida y donde ocurren las tomas; y muchos más, que aseguran padecer de angustia, depresión, ansiedad y más padecimientos de salud mental que generan los disturbios que se dan a cualquier hora del día.
“A nuestras cuadras no puede entrar la policía a protegernos, porque los vándalos se meten entre calles y los que dicen ser defensores de derechos humanos, dicen que el Esmad tiene prohibido entrar a la zona residencial, pero es ahí en medio de nuestras casas donde esos muchachos aprovechan para sacar los ladrillos de los andenes de nuestras entradas, o se roban las señales de tránsito para armar escudos, arman peajes ilegales para cobrarnos por llegar a nuestras casas o a robarnos lo poco que llevamos encima. Van hasta la avenida y atacan a los policías, se esconden aquí y desde aquí lanzan piedras y bombas incendiarias que nos tienen sin vidrios, con tejas rotas y tablas en las ventanas”, dice uno de los ciudadanos afectados.
El entorno de los sitios de concentración, ha sido convertido por las Primeras Líneas en zonas deprimidas, y lo que se observa son: andenes totalmente desvalijados y sin adoquines (que son usados para agredir a la fuerza pública), cajas de luz y alcantarillas a las que les quitan las tapas para romperlas y usarlas como piedras, las redes semafóricas de la Av. Cali, de Yomasa, de la Av. Villavicencio, de Santa Librada y de la Av. Suba dañadas; las cámaras de seguridad en todos los sectores han sido vandalizadas y desmontadas para evitar que quede registro de los actos y rostros de los promotores de estos desórdenes.
“Los 28 de cada mes y cada vez que les provoca hacer sus protestas, quedamos secuestrados en nuestras casas, encerrados porque no podemos salir ni a la esquina porque en frente están esos vándalos, gritan, estallan cosas, fuman droga y nosotros intentando proteger de todo eso a nuestros niños, no dormimos, a veces ni comer podemos porque no podemos salir a comprar ni un pan. Y al otro día amanecemos en medio de la destrucción. Las calles llenas de piedras y ladrillos, trancones porque no sirven los semáforos, basuras por donde usted quiera mirar, ya no tenemos parques buenos, y tampoco cómo ir al trabajo porque como dañan las estaciones y el portal pues en la mañana no hay servicio, qué pasa con nuestros impuestos, con lo que pagamos en servicios y en arriendos ¿eso no vale para la Alcaldía?”, indicó un vecino del Portal Américas.
Son más de 42 reuniones que han sostenido los residentes afectados por el vandalismo con miembros de la administración y entes de control, entre ellos, la propia alcaldesa Claudia López, en el caso de Portal Américas y Suba; del secretario de seguridad, el personero Distrital y delegados de otras entidades en las tres localidades; con compromisos que quedan en el papel en cada encuentro y que hasta el momento no han generado solución alguna para estos ciudadanos.
“Ya nos cansamos de que seamos nosotros los que tengamos que invitarlos a que vengan a ver nuestra realidad, se han dado cuenta, los que han venido, de cómo estamos viviendo en medio de la miseria y el miedo, y aun así nos prometen que van a arreglar, a gestionar por nosotros, que no van a permitir más daños y seguimos en las mismas sin que nadie nos escuche ni nos ayude; pero eso si cada vez nos hacen firmar sus listados de asistencia a la reunión para que ellos los presenten en sus entidades y con eso quedan bien ellos y nosotros jodidos. Aquí sigue mandando la Primera Línea por aquí no vemos a nadie de la Alcaldía, nadie nos arregla nada, ya no resistimos más, los que tenemos negocios o locales estamos en la quiebra porque no podemos abrir cuando se forma eso tan horrible, pero tampoco nos ayudan, esto es tierra de nadie”, concluyó un comerciante de la localidad de Usme.
Una vez más, estas personas que representan a cientos de familias víctimas de actos vandálicos, llaman la atención del gobierno Distrital, de cada una de sus localidades y de la Personería para que cumplan los compromisos pactados que tienen que ver principalmente con el arreglo de vías de acceso y principales, con la recuperación del espacio público y parques vecinales y zonales, con la instalación y reparación de cámaras de seguridad, con la presencia permanente de la policía, con la presencia institucional en su barrios, con el apoyo económico y en capacitación a los comerciantes para acceder a programas de productividad y con las ayudas a los dueños y arrendatarios de predios que han sido atacados, entre otros. Es un S.O.S que no cesa desde abril y que continuará, hasta que se ponga fin al vandalismo y la alcaldesa se decida a asumir su autoridad y quitarle el control a los violentos.