De acuerdo con la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) se están realizando estudios para determinar las zonas del relleno que servirán para ampliar su vida útil hasta el año 2056, todo esto en contra del clamor de las comunidades asentadas en su área de influencia, que por más de 30 años han sido víctimas de este vecino que solo les ha traído problemas sanitarios asociados a vectores como roedores y moscas, asimismo de olores ofensivos, enfermedades respiratorias y de la piel.
Resulta increíble que la extensión de la vida útil de Doña Juana sea justificada en el reciclaje, actividad que precisamente no ha sido promovida de manera efectiva por esta administración, que además adjudicó una nueva licitación del servicio de aseo por ocho años donde se privilegia la disposición final en relleno, es decir, enterrando la basura. Todavía no se ha surtido el trámite para la extensión de su vida útil, en este momento no existe un acto administrativo (Resolución) para la ampliación de la Licencia Ambiental expedida por la ANLA que avale la afirmación de Peñalosa.
La ciudad está en mora de adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático, según Nieves Herrera, los rellenos sanitarios son unos de los mayores productores de Gases de Efecto Invernadero (GEI), tienen la capacidad de contaminar al producir metano durante 50 años luego de ser clausurados. La solución debe ser de fondo, para nuestra capital se debe pensar en una gestión sostenible y alternativa para el manejo de los residuos sólidos y no pañitos de agua tibia que en el corto plazo terminarán llevando a la urbe a enfrentarse a una grave emergencia sanitaria.