Hace tan solo unos días celebrábamos que uno de estos centros, el de San Cristóbal, está a punto de entregarse. Un complejo de tres edificios, con una inversión de 78.388 millones de pesos que beneficiará a más de 240 mil personas con: espacios de la más alta calidad para los habitantes de esta zona en cultura, recreación y deporte; compuesto por: Canchas deportivas, gimnasio, sala de música y grabación, aulas de capacitación artística, piscina olímpica y recreativa, ludoteca, zona de lactancia, juegos infantiles, terrazas, auditorios, sala de cine, salón de ballet y artes plásticas, entre otras áreas para el esparcimiento. Una obra que sin duda llega para beneficiar a un gran número de comunidades que componen la zona e involucra la integración de los residentes en actividades que pueden desarrollar sin límite de edad y sin importar su condición, un sitio de encuentro de puertas abiertas para todos, que le hace honor a su nombre un ‘Centro de Felicidad’.
El CEFE San Bernardo
Sin embargo, contrario al concepto de un CEFE, que buscaba a portar a cambiarle la cara al centro dentro de un gran proyecto de renovación urbana un sector deprimido de la ciudad, y tras haber realizado en el gobierno de Enrique Peñalosa, un esfuerzo monumental para adquirir un predio en el que se haría realidad el CEFE San Bernardo, de 12.800 metros cuadrados, que beneficiaría a 257 mil personas, resulta ahora una locura que la directora del IDRD, presente un proyecto de mucho menor cobertura para los residentes de la localidad de Santa Fe y que limita la capacidad de acceso y entorno para las comunidades: Un velódromo.
El proyecto del CEFE San Bernardo, que ya contaba con esta área para iniciar su construcción, pretende la demolición de 200 edificaciones en mal estado, para emprender la obra que aborda no solo el Centro de Felicidad son espacios de la misma envergadura de los de Tunal y San Cristóbal, sino que además era un espacio destinado para la construcción de 4 mil viviendas de interés social. Un proyecto complementario al Parque Tercer Milenio y al Distrito Creativo del Bronx. Ambos, infraestructuras para atraer a la gente y darle vida al centro.
Un complejo cultural y recreo deportivo que sirve a decenas de miles de niños, personas de la tercera edad, jóvenes, adultos y familias enteras en un solo lugar. Comprendido por escenarios que favorecerán las prácticas lúdicas, el aprendizaje en diferentes áreas que estimulan el desarrollo físico, motriz y cognitivo de quienes acudan a él; espacios para la sana recreación y el aprovechamiento del tiempo libre; que genera espacios participativos y fomenta una sana calidad de vida.
La idea del Velódromo
Si bien es cierto que un velódromo es un espacio deportivo que le aporta a la ciudad, este no debe proponerse como el reemplazo a un proyecto que da cobertura a decenas de comunidades de una localidad tan vulnerable como Santa Fe y que tanto necesita de él.
Un Velódromo, es una infraestructura híper especializada, que se convierte en un centro de entrenamiento más que de esparcimiento para la población en general. Tanto es así, que solo uno de 100.000 ciclistas puede usarlo. Tiene un peralte o elevación en su pista, casi vertical, que hace que sean muy pocos los que conozcan su manejo y práctica del deporte.
Es absurdo, que cuando necesitamos más espacios plurales, para los bogotanos, para reunir a las familias, para estimular diferentes capacidades de nuestros jóvenes, niñas y niños, donde nuestros abuelos puedan disfrutar de buenos momentos y nuestros deportistas en formación puedan tener sitios de alta calidad, la Administración decida emprender un proyecto desde cero, de menor extensión, cobertura y calidad, en un lugar que se adquirió y se proyectó para un beneficio integral de la población. Es el centro de Bogotá y junto a espacios que buscan reactivar el desarrollo económico, el turismo, la cultura, no podemos responder con menos en la continuación de los proyectos que van a la par de tan importante zona de la ciudad.
Actualmente, Bogotá tiene dos velódromos, uno en San Cristóbal y otro, El Salitre; estructuras que se encuentran en mal estado y para las cuales, la opción sería la de su reparación y modernización, no la de construir desde cero quitándole oportunidades a nuevos espacios. ¿Es mejor acaso, como lo afirma la directora del IDRD, que se reactive el turismo deportivo en un solo espacio dentro del centro que es un sector, en su mayoría cultural, rodeado del Bronx Distrito Creativo y el Centro Histórico, o apostarle a incentivar este tipo de turismo en área que no sólo comprenden un espacio sino conglomerados deportivos como El Salitre dándole importancia por igual a diferentes disciplinas deportivas?
No puede ser que en el afán de darle pie a odios y egos politiqueros, se destruya el proyecto del CEFE San Bernardo, que es lo que necesitan cientos de miles de residentes del centro, universitarios, trabajadores y todos aquellos que también podrán llegar por TransMilenio y en un futuro cercano por el Metro. Hay que avanzar bajo la premisa de Construir sobre lo construido y todo alrededor del beneficio de las comunidades, no de los intereses de la Administración actual.
Lucía Bastidas Ubaté
Concejal de Bogotá