La narrativa de odio del gobierno nacional en contra de la Fuerza Pública cada día deja más claro que la policía está con las manos atadas ante el vandalismo. Los cambios en el ESMAD hoy llamado Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden - UNDMO dejaron a los agentes desprotegidos ante el vandalismo.
El ataque con “papas bomba” lanzadas desde el interior de la Universidad Nacional tiene a un oficial de la UNDMO debatiéndose entre la vida y la muerte, y a otro herido, deja claro que en el campus hay delincuentes camuflados. Seguramente relacionados con la Primera Línea que asesinó a un jóven en Kennedy y que destruyó los entornos de los portales de Transmilenio y la infraestructura de la ciudad.
La alcaldesa, hoy dedicada a hacer campaña para la presidencia, dijo a la opinión pública que en la universidad hay infiltrados de las FARC. Se le olvidó que hace diez meses abrazó las banderas de la “Paz Total” y en el Paro Nacional se refería a estos delincuentes como “muchachos del corazón”. No le queda bien el discurso contradictorio mientras la ciudad se colapsa y corre riesgo la vida de dos policías.
Le pido al presidente de la república y a la alcaldesa mayor que intervengan de manera inmediata la Universidad Nacional. En estos momentos hay terroristas fabricando artefactos explosivos y amenazando a la población civil.
¿Dónde están los financiadores y patrocinadores de la Primera Línea asumiendo su responsabilidad política por crear los escenarios propicios para que estos delincuentes crecieran y se organizaran en contra de la fuerza pública y la ciudadanía?