El Concejo de Bogotá se encuentra en un debate de suma importancia para el futuro de la capital, una hoja de navegación para el desarrollo, que se divide en dos posturas bastante definidas. Por un lado, se encuentran quienes consideran que es necesario mantener una visión de ciudad obsoleta para las necesidades del territorio y de la región, y por otro lado, quienes creen en una visión idílica del ordenamiento territorial.
Infortunadamente, al estudiar con detalle el Proyecto de Acuerdo del POT presentado por la alcaldesa Claudia López, salta a la vista que existen un sinnúmero de debilidades, como por ejemplo, que es una propuesta de afán que no cumple con las necesidades de la ciudad para los próximos años, es contradictorio en temas como la ALO, que le da la espalda al Río Bogotá, que propone usos del suelo que ponen en riesgo el tejido social, con una participación cuestionable, y eso se ve reflejado en propuestas aisladas de la realidad de los bogotanos.
Luego de un detallado análisis, llegué a la conclusión de votar negativamente a la propuesta POT, porque soy consciente de las necesidades que tienen los bogotanos, del déficit de infraestructura para la movilidad, esa que también genera empleo, y de la importancia de que los ciudadanos sean escuchados para construir de forma colectiva de acuerdo a los requerimientos que tienen en sus localidades y barrios. Sería irresponsable aprobar el documento tal cual está, sin una concertación adecuada en un debate serio que permita abordar todos los puntos de vista, es algo que le debemos como concejales a quienes a diario nos piden soluciones estructurantes para mejorar su calidad de vida.
Sin embargo, el día en que iba a comenzar el debate de este proyecto de acuerdo en la Comisión de Plan, lamentablemente me encontré con el veto a mi voto libre, porque, aunque tengo los argumentos técnicos y políticos para hacerlo, el Partido Alianza Verde decidió de forma arbitraria y autoritaria imponer una mordaza a quienes pensamos diferente a la alcaldesa y que la bancada verde debe votar de forma homogénea por un sí rotundo que no cuestiona ni una coma lo propuesto por el gobierno Distrital.
En otras palabras, el partido que se ha forjado en su discurso y estrategia como defensor de las libertades y del debate democrático serio y argumentado, decidió callar a quienes pensamos que hay apartes que del documento que no se compadecen con la ciudad ni con lo que piden quienes la habitan, sino que por el contrario,la colectividad se casó con el único propósito de aprobar un POT que se construyó de afán.
No sorprende que las mayorías de concejales del Partido Verde me obliguen a mí y otros colegas a votar positivo al POT, teniendo en cuenta que aquellos que promueven el tema se han dedicado a ser dóciles notarios con todo lo que esta administración plantea sin siquiera cuestionarse si es o no lo mejor para la ciudad. Ahora, con la aplicación de esta forma de votación la bancada verde le está fallando a la ciudad, a sus votantes y sobre todo a los principios que fundamentan esta colectividad. Por eso, alzo mi voz ante la opinión pública para decirles que en cada artículo del proyecto manifestaré mi opinión argumentada, los bogotanos deben saber que no voy a permitir que me callen, no me van a robar la voz, que ha sido mi instrumento para trabajar durante años por construir una ciudad mejor. #POTsinCensura.
Concejal de Bogotá