La ley 115 del 8 de febrero de 1994 General de Educación, el fin de semana cumplió veinte años de su expedición, producto de la lucha del magisterio colombiano y la concertación entre FECODE y el gobierno Nacional de entonces, estableció en los artículos 18 y 85 respectivamente, la implementación gradual del preescolar de tres grados y la jornada única escolar, como estrategias claras a desarrollar por los gobiernos Nacional y territorial para alcanzar una educación de excelencia expresó el cabildante del Polo.
Hoy veinte años después de expedida la ley, podemos afirmar que Bogotá y el país, tienen una deuda social educativa muy grande que saldar con las generaciones de niños, niñas y jóvenes que no han tenido acceso a educación preescolar y jornada única, en condiciones de igualdad y equidad para todos. Seguramente, si se hubiera avanzado de manera decidida por parte de los gobiernos de turno, en la aplicación de la ley, otros serían los resultados en las pruebas internacionales Pisa y pruebas Saber de nuestros estudiantes, por cuanto los niños, niñas y jóvenes con preescolar de tres grados y jornada única de los colegios oficiales, estarían recibiendo aproximadamente 10.400 horas de estudio adicionales en todo su proceso de formación, logrando con esto que los estudiantes adquieran mayores aprendizajes y competencias para la vida laboral y académica, por ende un menor nivel de exclusión y de pobreza para nuestra población.
Nieves Herrera llama la atención, respecto a que en época electoral se han retomado por parte de los diferentes sectores políticos, la bandera de la educación de calidad e incluso agitan como consignas de campaña, la jornada única y el “grado doce”. Pero lo cierto es que se requiere de una verdadera voluntad política, para pensar la educación desde la implementación primero del preescolar y la jornada única, que son obligatorios en cumplimiento de la ley y que los gobiernos Nacionales y Territoriales, han sido inferiores al reto de su ejecución, antes de pensar en implementar un grado adicional o “grado doce”.
En este sentido, el estudio presentado por el Banco Mundial respecto de la educación superior en Colombia señala, “Los problemas de calidad y de eficiencia interna de la educación secundaria repercuten en la educación superior y, con demasiada frecuencia impiden el acceso al aprendizaje y el éxito profesional de los estudiantes de las familias más pobres”. Situación que corrobora la necesidad urgente de cerrar la brecha y de garantizar condiciones de accesibilidad, igualdad y equidad en la implementación gradual del preescolar de tres grados y la jornada única en los colegios públicos oficiales y el mejoramiento salarial, prestacional y profesional del magisterio, con miras a lograr una educación de excelencia, lo que debe seguir siendo la prioridad en el análisis y la fijación de las políticas públicas educativas Nacionales y Distritales.
“Seguiré insistiendo desde el Concejo y los diferentes espacios públicos, en éste sentido, como educador, dirigente sindical del magisterio y Concejal de la Ciudad, en los debates de control político y en la presentación de proyectos de acuerdo en esta materia”, manifestó el cabildante.
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Catalina Aramendez Soler
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