En medio de la pandemia que estamos experimentando a causa del COVID – 19, surge una reflexión adicional sobre nuestra relación con los ecosistemas y lo frágiles que somos como sociedad a los efectos negativos originados por el cambio climático. Hoy, en el marco de la conmemoración el Día Mundial del Agua, sabemos que este recurso es vital para evitar la propagación de este virus y muchas otras enfermedades.
Infortunadamente en Colombia, según cifras del Censo DANE 2018, se estima que cerca de 6,5 millones de personas no cuentan con servicio de acueducto y 11,2 millones no tienen alcantarillado; es decir, carecen de medidas de saneamiento básico. Además, Naciones Unidas estimó que para el año 2017, tan solo el 65% de la población colombiana poseía instalaciones adecuadas para el lavado de manos con agua y jabón; mientras que el 4% cuenta con un servicio limitado y el 30% no tiene acceso a él. Esto claramente indica que nuestros esfuerzos deben enfocarse en garantizar medidas de higiene adecuadas y accesibles a la población más vulnerable, no solo para controlar el COVID-19, sino todas las enfermedades asociadas a una mala calidad del agua.
Aunque Bogotá se encuentra en mejor situación que Colombia, es una de las ciudades con alto riesgo por cambio climático. De acuerdo con la Tercera Comunicación Nacional de Cambio Climático (2017): “se encuentra en una categoría muy alta de sensibilidad y baja en capacidad, lo cual configura que Bogotá presente una vulnerabilidad alta a los efectos del cambio climático”.
Bajo este panorama, el Concejal Celio Nieves Herrera del Polo Democrático Alternativo, recuerda que nuestra huella hídrica tiene un impacto de consideración en la región. Para suplir nuestras necesidades de abastecimiento tomamos agua de los páramos ubicados en municipios vecinos, y luego de usar el agua, la devolvemos contaminada al río Bogotá, afectando considerablemente a los municipios localizados aguas abajo.
Los páramos son ecosistemas esenciales para la regulación del ciclo hídrico. Pese a esto, en la actualidad, enfrentan diversas presiones como minería, destrucción de su cobertura vegetal, introducción de especies exóticas, ecoturismo sin control, ganadería, cultivos en su interior, quemas, entre otros, que, sumados al cambio climático, incrementan las presiones que pueden llevar a su desaparición. El Día Mundial del Agua, nos invita a resaltar su importancia para la vida misma y la imperiosa necesidad que tenemos de enfocar todos nuestros esfuerzos en conservar los ecosistemas que la albergan.