Son dos días que la ciudad ha tenido que pasar bajo la incertidumbre y el miedo que han generado decenas de hechos como si se tratara de una República sin ley ni orden. En las calles predomina la presencia de grupos que incluso sin respetar las normas mínimas de bioseguridad que exige la pandemia que todavía enfrentamos, están propiciando desórdenes que afectan no solo la salud, sino la seguridad, la infraestructura y la movilidad.
Las cifras
El balance de los dos últimos días que este viernes en la mañana entregaron la Secretaría de Seguridad, del Ministerio de Defensa y Transmilenio, son pavorosas: 8 personas muertas, más de 350 heridos, entre ellos 68 con armas de fuego, 62 CAI’s y 6 estaciones de policía con daños graves, 6 entidades bancarias 3 establecimientos de comercio saqueados, un semáforo dañado. Además, 400 vehículos públicos y privados dañados, entre miércoles y jueves.
En lo referente a Transmilenio, el reporte habla de 33 vehículos vandalizados, con vidrios rotos, golpeados, y daños internos y externos de gran alcance, 14 buses troncales y 5 zonales incinerados; según afirmó el gerente de Transmilenio, un gran número de estos, hacen parte de los buses nuevos del sistema. 6 conductores han resultado heridos por las esquirlas de los vidrios de sus vehículos cuando son atacados. Los conductores son amenazados de muerte si se niegan a dejar los buses, y se pone sin duda en riesgo la vida de los usuarios que también son amedrentados para bajarse en plena vía. La estación Bosa permanece cerrada por los daños que sufrió en las manifestaciones; así como la entrada peatonal en el Portal Américas y aun así la operación del jueves cesó a las 8 pm para evitar mayores contratiempos y este viernes se prevé la misma medida. Los daños en el sistema, ya se contabilizan a hoy por 15 mil millones de pesos.
¿Si esto no es vandalismo, qué es?
En la tarde de este jueves, se conocieron videos que mostraban cómo en Suba Rincón, hombres armados, asaltaban buses y a sus pasajeros mientras la protesta transcurría a su alrededor. Más tarde en la noche, hombres que participaban de la manifestación que tenía lugar en Bosa, se valieron del desorden y los ánimos por generar caos, robando un bus del SITP mediante amenazas y luego de robar al conductor y pasajeros, los obligaron a descender del vehículo, para luego huir y en medio de la persecución arrollar a la que se convirtió en la octava víctima de los desmanes, una mujer de 40 años que transitaba por un andén de la localidad, y embestida. Aunque la Administración en su reporte de hoy, no la contaba dentro de las víctimas por los disturbios, era una ciudadana del común, que perdió su vida por hechos relacionados con las protestas.
En Villa Luz, los alrededores del CAI donde se produjo la detención de Javier Ordoñez, siguieron siendo dañados, y los residente y vecinos de la zona afectados en sus viviendas calles y andenes, resguardados en sus casas durante todo el día por el terror que les produce asomarse siquiera a la ventana. Más de 8 contenedores de basura al servicio de la ciudadanía, que están dispuestos en ese parque donde está ubicado el CAI, fueron destrozados.
El CAI Sabana Grande en la localidad de Fontibón fue atacado con piedras, palos y otros objetos contundentes que destrozaron los vidrios, y las puertas; sólo la acción de los vecinos a través de una cadena humana con la que se enfrentaron a los manifestantes, evitó que las instalaciones fueran incineradas. Al otro extremo de la ciudad, en el CAI del 20 de Julio, fueron hinchas de Millonarios los que salieron a defender a las instalaciones y a los uniformados, también rodeando el Centro de Atención Inmediata para evitar las agresiones físicas a los agentes y a la sede policial.
Generalizar y estigmatizar no construye
Así como los recientes hechos de vandalismo, fueron protagonizados por bandas organizadas que aprovechan la protesta para delinquir y por ellos no se puede estigmatizar a todos los que manifiestan su malestar y rechazo a la violencia policial; tampoco se puede señalar a todos los policías que cuidan y resguardan la ciudad, más de 15 mil que tiene Bogotá, por los repudiables hechos en los que participan unos pocos.
Como lo reconocía por fin la alcaldesa Claudia López este jueves, al visitar el Hospital donde permanecen los 183 heridos de la institución, se trata de jóvenes, hombre y mujeres que a diario le sirven a la ciudad y que también sienten temor porque ahora portar un uniforme o distinguirse por un color, les hace un blanco de odio.
Las cosas por su nombre
Lo que ha vivido Bogotá en estos últimos días es violencia. Así como rechazamos y repudiamos la muerte de un hombre por el exceso de fuerza y abuso de autoridad de dos uniformados y lo llamamos Abuso Policial, como debe ser; también los hechos que han sufrido los bogotanos durante dos días en expresiones de violencia y daño que la misma familia de Javier Ordoñez ha rechazado, deben ser llamados Vandalismo.
¿Qué sentido tiene para la protesta social con el daño masivo a la infraestructura? ¿En qué beneficia eso a los ciudadanos que con sus impuestos han permitido que se construya y ahora con esos recursos deben pagar las reparaciones? ¿Qué mensaje le deja a la ciudadanía en general que en medio de la protesta lo que prime sea el vandalismo, las amenazas y el miedo? El llamado no puede ser otro que a la calma, la reconciliación, la conciencia, y un rechazo pacífico a cualquier tipo de violencia venga de donde venga. Así se construye paz, a la violencia no se responde con violencia porque de hecho terminaríamos de nuevo en el círculo vicioso que por décadas hemos buscado superar. #NoMásViolencia #PierdeBogotá
Concejal de Bogotá