La inseguridad en Bogotá viene creciendo sin control desde que comenzó esta administración y aunque la Secretaría de Seguridad Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia insiste en mostrar como un gran avance la mínima reducción de los homicidios, entre enero y mayo del 9,2% en comparación con el mismo periodo del 2021, o la incautación de 69.122 de armas en lo corrido del 2022; no se puede hablar de que realmente haya una mejora en la seguridad ciudadana; por el contrario, hay muchos retos.
Por ejemplo, en 2022, 9 de 17 delitos de alto impacto, se han incrementado. El homicidio en atraco (26%), el hurto a personas (14%), los delitos sexuales (13%), las lesiones personales (9%), el hurto a celulares (7,4%), el hurto a automotores (5%), la violencia intrafamiliar (5,3%), el hurto a motocicletas (3,8%) y las lesiones en atraco (1,7%).
Además, en el caso de los homicidios, la supuesta reducción porcentual no es sustancial, pues en lo corrido del año van 395 reportes (40 mujeres víctimas) y 236 de estos fueron cometidos con arma de fuego, mientras, los delitos sexuales reportan 2.047 mujeres. Entonces, es preocupante que tantos delitos presenten aumento, que cada vez sean más violentos y sobretodo con las mujeres; parece que la “Bogotá Cuidadora” olvidó garantizar la seguridad de ellas.
Ciertamente, una de las preguntas más común es ¿cómo recuperar la seguridad para los bogotanos? ¿Qué hacer para que el 88% de los ciudadanos que se siente inseguro vuelva a las calles a ocupar el espacio público que le pertenece y del cual debe apropiarse?
Es posible escuchar a la academia o a los organismos internacionales. En estos actores hay propuestas pensadas para diferentes ciudades con dinámicas de inseguridad similares a las de Bogotá. Por ejemplo, el Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas – CESED de la Universidad de los Andes propone que se aumente la vigilancia con sistemas de videovigilancia, mejoramiento de alumbrado público y construcción de canchas deportivas; enfocar el trabajo de las fuerzas militares en garantizar la seguridad en zonas de economías ilícitas; oponerse a quienes están de acuerdo con el porte legal de armas ya que cómo se mencionó los delitos son cada vez más violentos y se debe velar por disminuir el porte de armas; descongestionar el sistema judicial; luchar por terminar con la crisis de violencia sexual y de género, entre otras.
Por otro lado, el Banco de Desarrollo de América Latina – CAF publicó un “Decálogo Para la Seguridad Ciudadana A Nivel Local” en el que resaltan aspectos cómo: hacer un diagnóstico adecuado, generación de información de calidad y permanentemente actualizada para la planificación estratégica; capacidad de intervención integral y coordinada entre la prevención y el control del delito; uso de la tecnología moderna al servicio de la seguridad; participación comunitaria y alianzas con sociedad civil a nivel local; seguimiento, evaluación y sistematización, etc.
En conclusión, ambos ejemplos citan puntos claves para abordar la inseguridad y que la administración debe tener en cuenta; sugiero que se trabaje en un ecosistema de seguridad con tres ejes clave: mayor interacción entre los actores (entidades públicas, sector privado y ciudadanos); producir análisis materializados en mapas de calor, manejo eficiente de la información que se recibe a través de las cámaras de seguridad y demás herramientas del sistema de videovigilancia; y, reconocer que la ciudad atraviesa por una crisis de inseguridad que requiere un abordaje integral (recuperando el espacio público e iluminando aquellos lugares que hoy están sumidos en la oscuridad y el descuido). Así, unidos es como se construye y recupera la seguridad para Bogotá.
Concejal de Bogotá