Bogotá necesita pasar de las buenas intenciones enmarcadas en los discursos de la Administración Distrital, al escenario de las acciones reales que en definitiva saquen a Bogotá de la crisis social y económica que enfrenta desde hace más de un año por cuenta de la pandemia y el vandalismo.
Es así, que ahora cuando adelantamos la discusión del Plan de Rescate Social presentado por el gobierno distrital, resulta imperativo que cada decisión que se adopte sobre los recursos de la ciudad y su destinación sean abordados de manera minuciosa, con la mayor rigurosidad y a conciencia sobre los efectos que a futuro traerán a los ciudadanos.
El Concejo de Bogotá es el encargado de ese control político que a la Administración tanto le incomoda pero al que debe someterse y concurrir, dejando de lado de una vez y por todas las excusas para hacerle frente a los cuestionamientos que haya sobre sus proyectos y frente a la realidad de la agenda de ciudad que requiere de especial atención.
Tanto a los concejales de la ciudad, como a los bogotanos lo único que nos interesa es que a la ciudad le vaya bien; de nada sirve centrarse en discusiones sin fundamento o en egos políticos y es por eso que hoy llamamos la atención del secretario de gobierno, pues con su arrogancia con el Concejo ha llevado a que el trámite del proyecto se embolate en la Comisión de Hacienda, esperamos que respete a la Corporación y recomponga el camino porque esta iniciativa es necesaria para salvar, entre otras cosas, el transporte público de los bogotanos.
El debate es eso, que en aras de garantizar no solo participación sino la transparencia y la mejor construcción del proyecto, se puedan escuchar todas las voces y abrir una discusión plural en torno a lo que necesitan los bogotanos.
Concejal de Bogotá