Se cae el propósito mañoso de revocar al alcalde Enrique Peñalosa
En honor a la justicia el Consejo Nacional Electoral acaba de decidir que investigará a los promotores de la revocatoria del alcalde Enrique Peñalosa, porque las cuentas del comité no cuadraron, tal como se había denunciado.
Este comité revocador que quería sacar de su cargo al alcalde incluso antes de comenzar a ejercer las funciones para las cuales fue elegido legítimamente por los bogotanos no pudo justificar el manejo que le dio al dinero para este proceso.
Esperamos que la investigación que se abrió contra Gustavo Merchán, miembro del comité promotor, llegue a buen término porque un derecho popular como la revocatoria no se puede utilizar y mucho menos manipular con manejos turbios de los recursos.
Hay que recordar que las irregularidades que saltaron de bulto en cuanto entregaron el informe de cuentas al Consejo Nacional Electoral están relacionadas con el exceso en los topes de financiación y por eso el organismo electoral se pronunció para señalar que no puede certificar las cuentas.
Es necesario revisar los requisitos para la revocatoria del mandato y reglamentar la ley 1757 del 2015 sobre mecanismos de participación ciudadana, para que sean exactos los trámites que se deben cumplir para promover una movilización popular en torno a un tema tan complejo como decidir si se mantiene o no en su cargo a un gobernante.
Esta es la única forma de que ese derecho ciudadano no se utilice por capricho de los opositores sino en cumplimiento de un mandato legal.
Aunque el alcalde Enrique Peñalosa ha priorizado su responsabilidad de gobernar, antes que hacer campaña para defenderse de los intentos politiqueros de sacarlo del cargo, esta decisión llega en buena hora porque si hay manejos turbios de los dineros no se puede avalar la revocatoria.
Sin duda se impone la justicia y el alcalde junto a su equipo puede seguir trabajando para hacer de Bogotá una ciudad mejor para todos.
Importante que esta decisión se haya tomado antes de las elecciones para que no se siga utilizando políticamente, como se ha venido haciendo durante más de dos años. Con esta decisión gana la democracia.