La vivienda en Bogotá está pasando un duro momento ante la reducción de ventas que distan mucho del éxito que se tuvo en 2022, cuando se vendieron cerca de 59.941 viviendas. Es decir, un 23.35% más que lo proyectado por la Cámara Colombiana de la Construcción (CAMACOL) que era de 48.596 unidades de las cuales el 79% son VIS y el 21% No VIS.
En lo corrido de 2023 esta tendencia ha disminuido, según cifras de CAMACOL en los cuatro primeros meses se vendieron 9.423 versus las 20.795 unidades de este mismo periodo en el año 2022, por causales como la modificación al subsidio de “Mi casa ya” que el “gobierno del cambio” modificó erróneamente afectando a aquellos bogotanos que sueñan con tener su vivienda propia. Así como la demora en los desembolsos dejando a los constructores con inmuebles terminados pero no entregados a los propietarios, también está el aumento de costo de vida de los ciudadanos, así como el aumento en las tasas de interés a la hora de solicitar un crédito hipotecario.
Otro de los factores que está afectando la vivienda en Bogotá es lo que insistentemente advertí en la discusión del POT de Bogotá en 2021 y es que este iba a generar un congelamiento del 70% de suelo por seis años de las cerca de 6.900 hectáreas que hacen parte del tratamiento de renovación urbana por la no reglamentación de las actuaciones estratégicas.
Sumado a las excesivas cargas urbanísticas en el POT, que en lugar de “reverdecer” la ciudad como tanto anunciaban la alcaldesa y sus secretarios, la realidad es que esto está desincentivando la construcción y los pocos que se arriesgan, tienen como consecuencia un complejo proceso de gestión predial para constructores, eso sin contar con la política de protección a moradores aún en elaboración y demoras en las entregas de proyectos para aquellos que adquirieron sus viviendas en un promedio de hasta 32 meses por todo lo descrito con anterioridad.
Definitivamente los gobiernos de Claudia López y de Gustavo Petro han sido piedras de tropiezo para el sector de la construcción y para los bogotanos que sueñan con tener su vivienda propia y se han visto afectados por las decisiones erradas y populistas de ellos dos dejando como consecuencia la afectación de cerca de 200.000 empleos directos afectando a 34 sectores de la economía colombiana.