Un instituto para salvar el centro de Bogotá
Aplaudimos la creación del Instituto Distrital para el Desarrollo del Centro
La tasa de homicidios del centro, según un informe del programa 'Bogotá, cómo vamos' está en 60,1 muertes por cada 100.000 habitantes. Es tres veces más alta que la del resto de la ciudad que es de 17,4. Esta cifra habla de hasta qué punto le ha faltado atención al centro: el deterioro es caldo de cultivo de la inseguridad y de los asesinatos.
Son tres localidades: Los Mártires, Santa Fe y la Candelaria, que conforman el centro histórico y tradicional con 232.907 de habitantes, pero por donde transitan diariamente más de dos millones de personas, la cuarta parte de los bogotanos.
Esa población flotante muestra que el centro vive y palpita y hace parte fundamental de la economía y la vida de la ciudad, pero los problemas que lo agobian nos obligan a tomar medidas urgentes: y una de ellas es poner en cabeza del Instituto Distrital para el Desarrollo del Centro la administración de estas tres importantes localidades.
Hay que empezar por el rescate del espacio público, cuya ocupación es dramática en estas tres localidades: 14.600 vendedores ambulantes fueron censados en la última medición del Instituto para la Economía social (IPES). Ese número representa la tercera parte de todos los informales censados en la ciudad.
Además, la localidad de Santa Fe tiene el índice de pobreza más alto de la ciudad, como lo muestra la Encuesta Multipropósito del 2014: con 23,2 por ciento, frente a 15,8 por ciento de la capital, hecho que se ha colocado como una meta a superar por el nuevo Instituto del Centro.
Hemos escuchado a los comerciantes, los residentes, las juntas de acción comunal, los ediles, alcaldes y representantes del gabinete distrital que tienen que ver con las acciones que necesitamos para recuperar esta zona vital para la ciudad.
Desamparo, indiferencia, que han llevado a problemas de habitantes de calle, inseguridad, prostitución, inseguridad, expendios de droga, deterioro del patrimonio, falta de iluminación hacen parte del inventario de dolores que aquejan a estas tres localidades y que nos han expresado en diferentes encuentros.
Celebro la participación de la empresa privada y sus iniciativas y propuestas de renovación urbana porque este es un propósito que nos incumbe a todos los ciudadanos.
Estas tres localidades representan nuestra historia como ciudad: cultura, patrimonio histórico, centro de nuestros poderes como democracia y la academia, todos convergen en estas tres localidades.