Esta celebración que se realiza cada año, en 2018 tiene como anfitrión a India, bajo el lema “Un planeta sin contaminación por plásticos” busca que los gobiernos, las industrias, las comunidades y las personas reduzcan significativamente tanto la producción como el uso excesivo de plásticos desechables. Los impactos ambientales que se derivan de la contaminación por plásticos son de escala global, pues se estima que alrededor de 8 millones de toneladas al año llegan a los océanos y algunos de los elementos que los componen duran entre 100 y 600 años en biodegradarse. Dichos plásticos se desintegran y pueden ser ingeridos por diversas especies que los confunden con comida, con un efecto devastador sobre la fauna marina, además, especies de tamaño grandes como tortugas, ballenas, delfines, focas y aves, pueden enredarse con las bolsas o con las líneas de pesca que son potencialmente fatales.
Nuestro estilo de vida introdujo el plástico en muchos de los artículos que consumimos, pero que son de “uso único” o desechable como botellas, empaques, pañales, pitillos, platos y cubiertos, entre otros. La situación es tan crítica a nivel global que “en la última década, producimos más plástico que en todo el siglo pasado. Compramos un millón de botellas de plástico por minuto y tan solo el 7% se convierte en nuevas botellas. El plástico constituye el 10% de todos los residuos que generamos” (ONU, 2018).
Además de estos impactos, en Bogotá también se evidencian algunos problemas como la disposición inadecuada de estos residuos en vía pública, lo que genera el posterior taponamiento de las alcantarillas o su arrastre hacia las quebradas, ríos, canales y humedales, alterando considerablemente a la flora y fauna de nuestra ciudad. A esto se suma la puesta en marcha desde febrero del presente año de un nuevo esquema de aseo para la capital por parte de la administración del Alcalde Enrique Peñalosa, donde los operadores no están en la obligación de promover actividades de aprovechamiento, reciclaje o reúso de los residuos sólidos, lo que se traduce en el aumento del volumen de plásticos que son dispuestos finalmente en el Relleno Sanitario Doña Juana, ocupando un espacio considerable que disminuye la vida útil del relleno que se estima hasta el año 2022.
Una medida que ha tenido un impacto positivo a gran escala en Bogotá y el país, se gestó por iniciativa del Concejal Celio Nieves Herrera del Polo Democrático Alternativo, quien fue autor del Acuerdo 389 de 2009, “por medio del cual se crea el programa ecológico “Si el planeta queremos cuidar otras alternativas de empaques debemos usar”, donde se promueve la disminución del impacto ambiental causado por las bolsas y residuos plásticos, principalmente los generados en los puntos de venta y comercialización de bienes y servicios. También importante la Resolución 668 de 2016 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible “por la cual se reglamenta el uso racional de bolsas plásticas y se adoptan otras disposiciones”, y dio paso a la formulación del Impuesto Nacional al Consumo de Bolsas Plásticas que desde julio de 2017 ha logrado una reducción del 30% en su utilización en todo el país.