La expedición del Decreto 555/2021 que dio vida al nuevo Plan de Ordenamiento Territorial para Bogotá con una vigencia de 12 años aproximadamente, salió aún en contravía de la ciudadanía, gremios y las mayorías del Concejo que pedían su revisión, ajustes y que fuera presentado en este año nuevamente.
La terquedad de la alcaldesa y su secretaria de Planeación llevaron a que la ciudad tenga un nuevo POT (muy necesario) pero no bajo las condiciones que evidencié constantemente en la discusión antes y durante su discusión en el Concejo. Insistí en que estaba hecho de afán, un plan que se quedaba en un compilado de buenas intenciones, así mismo una serie de contradicciones que no terminaba de establecer una visión de ciudad. Que decía una cosa y en la realidad iba muy lejos de esos planteamientos que el gobierno distrital hablaba en medios.
Ellas y sus defensores en el Concejo hablaban de que tenía fallas pero que era mucho mejor que el Decreto 190/04, y que en el proceso se iban a ajustar esas falencias, lo cual parte de una idea de que es mejor lo “chambón” que haber hecho el mejor POT para los bogotanos y esta es de las principales justificaciones para decretar de manera casi autoritaria el POT.
Ahora, dentro de este afán por expedir un Plan de Ordenamiento con múltiples fallas, así como vacíos normativos y una serie de decretos reglamentarios, queda claro después de cuatro meses de vida, que las promesas de complementar este POT están muy lejos de materializarse. El tiempo nos da la razón, respecto a que proyectos de vivienda determinantes para la ciudad, principalmente por Lagos de Torca por citar un ejemplo, no tengan fecha de expedición de una licencia en las curadurías, muy en contravía de las más de 30 mil viviendas que se iban a generar durante la vigencia de este POT.
Preocupan también las denominadas Actuaciones Estratégicas, esto porque al no reglamentarse las más de 20 establecidas, en el caso de aquellas que tienen zonas con tratamiento de renovación urbana, propicia que este suelo quede congelado hasta que ocurran una de las dos situaciones: la primera, que se reglamenten dentro de los 6 años establecidos, y la segunda, que en caso que no se reglamenten después de este tiempo, pueda aplicarse en su totalidad el tratamiento generando que cerca del 70% de las más de 6 mil hectáreas del tratamiento de renovación queden detenidas.
La Secretaría de Planeación después de una serie de anuncios y promesas lo único que ha sacado posterior al Decreto 555 es una circular que intenta aclarar una serie de puntos ante el inconformismo de diversos actores en especial los curadores, que evidencian la necesidad de emitir una solicitud de concepto a la entidad cada vez que se quiera aprobar una licencia, generando un tramite adicional, afectando el licenciamiento y desarrollo de la ciudad. Pero sobretodo ocasionando, algo que anuncié constantemente, y es la expulsión de los bogotanos a la sabana en búsqueda de vivienda, lejos de la idea de ciudad de proximidad de 30 minutos que por más que suene agradable será solo esto, y los bogotanos sin una opción de vivienda digna y cercana a servicios que mejoren la calidad de vida.
