Urge una política criminal que castigue a los delincuentes
El informe de la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia ante la alarmante cifra de robos en Bogotá es preocupante, a pesar de la merma en algunos delitos como el hurto de vehículos, apartamentos y casas y los secuestros exprés de personas y animales.
El hurto a vehículos ha bajado en un 15 por ciento y las lesiones personales en 12 por ciento, y eso es bueno, pero hay que ponerle atención al aumento de hurto de celulares en un 7,7 por ciento y al robo de bicicletas.
La cifra de 26.000 delincuentes que reincidieron en delitos en los últimos cuatro años en la capital y fueron liberados a las pocas horas y sin condena es uno de los aspectos más alarmantes del informe.
La principal preocupación de la administración es que personas capturadas en flagrancia, realizando robos, delitos a mano armada, sean puestas en libertad a las pocas horas, después de poner en riesgo la vida de los ciudadanos.
Son 3.500 las capturas en esta situación que revela el informe de la Secretaría de Seguridad y alarma que haya casos como el de una sola persona dedicada al atraco que registra 52 capturas, otras entre 40 y 50, sin recibir el menor castigo.
Son delincuentes que entran y salen de las Unidades de Reacción Inmediata (URI), que nunca van a la cárcel y menos reciben condena por considerarlos delitos menores y excarcelables.
Estas evidencias muestran que urge una política criminal en la que los derechos de los ciudadanos sean respetados, en especial sus vidas.
El desgaste de la Policía, capturando y recapturando delincuentes una y otra vez, y la impunidad con la que estos delincuentes asaltan los derechos de las personas son situaciones que deberían preocuparnos como sociedad.