- 30.4% de los vendedores informales son mayores de 60 años
- Santa Fe, San Cristóbal, Kennedy y Los Mártires son las localidades con mayor número de vendedores informales
“Es crítica la situación de vendedores informales en Bogotá. Hago un llamado a las autoridades competentes para que revisen la situación del aprovechamiento del espacio público, ya que al visitar diferentes localidades de la ciudad, encontramos que hay falta de seguimiento por parte de la administración, y están pidiendo desalojar las personas, sin ofrecerles previamente alternativas”, señaló Angela Garzón.
Recorrimos las diferentes localidades y pudimos ver que la mayoría de vendedores informales no conocen las oportunidades de reubicación o de empleo que ofrece el Distrito. Y esto se ve reflejado en las cifras: de los 51.781 vendedores informales registrados por el IPES, ni siquiera el 10% ha sido objeto de beneficios, según el informe de la Personería de Bogotá.
Estuvimos un día acompañando a un vendedor informal de la localidad de Chapinero, en el que conocimos y sentimos las condiciones a las que están expuestos la mayoría de estos vendedores: falta de baños; condiciones climáticas adversas como lluvia, frio, viento; falta de transporte público para regresar a su hogar a altas horas de la noche; persecución por parte de las autoridades; malos tratos por parte de otros ciudadanos. Ser vendedor informal no es fácil, y por eso debemos trabajar para brindarles oportunidades y para lograr la formalización de estas personas.
Adicionalmente, encontramos que muchos de ellos no cuentan con un título de bachiller y, en algunos casos, no saben leer ni escribir, por eso también se debe trabajar en la alfabetización y en ayudarles a graduarse de secundaria.
Y otra problemática que deben vivir los vendedores informales, es la del gota a gota, un negocio que, solo en Bogotá, mueve mas de 1.000 millones de pesos diarios a costa del drama humano de muchas personas. El estudio de caracterización de los vendedores informales del IPES de 2017, encontró que el 15% de esta población ha tenido que acudir al gota a gota, por falta de una política clara y efectiva de microcrédito en la ciudad.
Este estudio también mostró que al 53% de los vendedores informales les gustaría construir un negocio, al 39% ser reubicados y al 7% obtener un empleo.
Otra de las alarmas que se encendieron en el debate, es la necesidad de trabajar en un censo que proporcione información verídica sobre la población de vendedores informales, el cual no solo nos diga con exactitud cuántos son sino que también nos diga cuántos están afiliados al Sistema de Salud, cuántos saben leer y escribir, cuántos tienen enfermedades crónicas, entre otros aspectos.
Y es que según el Registro Individual de Vendedores Informales RIVI, a julio de 2018 en Bogotá hay 51.781 vendedores informales, pero de acuerdo con la Personería de Bogotá hay 81.597 y según el DANE hay un registro de 182.200, cifras que no concuerdan unas con otras.
“Hago un llamado a las entidades correspondientes para que trabajemos en un Plan de Acción, que incluya la alfabetización, el acceso al microcrédito y la reubicación en lugares estratégicos, que haga posible que mejoremos la calidad de vida de esta población y que nos permita, además, ir hacia la formalización y el crecimiento económico de la ciudad”, puntualizó Angela Garzón.