Durante el Foro Distrital por la Salud Mental: Ni de locos, ni de pocos, derecho de todos, la concejal Rocío Dussán destacó la urgencia de establecer la salud mental como una prioridad en la política pública de la ciudad. Según Dussán, es fundamental invertir en promoción, prevención y formación en esta materia: "Necesitamos destinar al menos el 5% del presupuesto de salud para frenar el avance de estas problemáticas. Actualmente, invertimos menos del 1%, y esto no solo está costando vidas, sino también tiene un alto costo económico y social”.
En Bogotá, los datos son alarmantes: se ha registrado un aumento del 9% en riñas respecto al año anterior, con un promedio de 228 denuncias mensuales y un acumulado de 1.600 casos entre enero y agosto. La violencia intrafamiliar también ha mostrado un incremento preocupante, con 43.540 casos reportados hasta septiembre, lo que representa un aumento del 80% en comparación con el mismo periodo de 2023. Además, entre enero y septiembre de 2024, los casos de lesiones personales subieron un 19% y los de violencia sexual crecieron un 60%.
A esto se suman 17.000 casos de abusos y violencia en colegios, lo que refleja la gravedad del problema de salud mental y emocional en nuestra sociedad. Los adolescentes y jóvenes, entre 15 y 28 años, constituyen el grupo más vulnerable, representando el 37% del total de suicidios en el país.
Estos datos evidencian un malestar generalizado, reflejado en los crecientes casos de ideación suicida, suicidios, depresión, ansiedad, trastornos bipolares, alimenticios, esquizofrenia y estrés postraumático. Todo esto, sumado al aumento en los niveles de conflictividad y violencia en la ciudad.
Según el Estudio de Salud Mental en Bogotá 2023, realizado por la Secretaría Distrital de Salud, el 10.92% de los habitantes de la ciudad ha sido diagnosticado alguna vez en su vida con depresión, el 9.75% con ansiedad generalizada, el 1.67% con trastorno bipolar y el 0.89% con psicosis.
Este panorama alerta sobre la necesidad urgente de actuar, tanto desde las políticas públicas mediante programas y estrategias de prevención y educación, como desde el compromiso con un cambio cultural que permita romper los prejuicios en torno a los trastornos mentales.