Según el último estudio realizado sobre tráfico en el mundo, la empresa analítica de datos de movilidad y transporte, INRIX, informa que Bogotá es la sexta ciudad con peor movilidad en el mundo.
Con el retraso en la construcción de vías, sumado a la venta acelerada de vehículos y motocicletas, el mal estado de la malla vial y la ausencia de señalización, es imposible que Bogotá no sea calificada como la ciudad con peor movilidad de Latinoamérica. Los desplazamientos en la Capital son realmente agobiantes, pues según este mismo estudio, al año son 122 horas, 5 días los que pierden los bogotanos debido a la congestión vehicular. Ahora, si le sumamos el desorden que hay entre obras y cierres viales que actualmente tiene la ciudad, seguramente esas 122 horas estarán muy por encima.
Por otra parte, ni la misma Secretaría de Movilidad del Distrito tiene conocimiento sobre cuántos vehículos circulan en la ciudad actualmente, de acuerdo a una respuesta a un derecho de petición, me fue informado que el último estudio que tienen al respecto es del año 2019. Si revisamos ese ejercicio, la alcaldesa Claudia López no ha tenido la voluntad de actualizar los datos que se entregaron a su administración y de esa manera poder estructurar soluciones reales para mejorar la movilidad de los ciudadanos.
Es decir, se han hecho cambios sustanciales al pico y placa para supuestamente mejorar los tiempos de traslado en la capital del país, pero lo único que demuestra la Administración Distrital es que le tiene declarada la guerra al carro particular, y convirtió a los dueños de vehículos en una chequera.
En palabras de la alcaldesa, “Vamos a morirnos en el trancón si no avanzamos en el carro compartido, si no avanzamos en la multimodalidad, racionalizar los viajes que tenemos que hacer es la primera medida que cualquier ciudadano puede hacer; priorizar modos de movilidad, si puedo hacer un viaje caminando o en bicicleta mejor, esto significa cero contaminaciones”, y esto no es más que absurdo, pues en lugar de ayudar a la ciudad a mejorar su movilidad, solo desalienta y continúa abriendo frentes de obra que afectan drásticamente a todos los bogotanos.
Hay que tener presente que a pesar de ser novedosos los sistemas masivos de transporte que se buscan implementar en Bogotá y los municipios vecinos, la alcaldesa no ha encontrado alternativas claras y contundentes para evitar que los traslados que se realizan a diario en la capital no se conviertan en un calvario para los capitalinos.
Ahora bien, ninguna decisión de la Secretaría de Movilidad ha sido funcional para mejorar los tiempos de traslado en la capital, el nuevo pico y placa que pareciera ser más equitativo, no soluciona ninguna de las dificultades que presentan los capitalinos en las vías, suprimen medidas como el carro compartido y la improvisación en la Administración Distrital se convirtió en la mejor manera de justificar los errores que cometen cada día.
A un año de finalizar el mandato de la alcaldesa Claudia López me pregunto ¿no importan las vidas que se pierden y los accidentes que se presentan en Bogotá por el mal estado de las vías, la falta de señalización y la improvisación de las medidas? ¿Está segura que la movilidad puede esperar?