El panorama del sector que rodea el terminal de transporte cada vez es más decadente, de acuerdo con residentes del sector muchos han sido víctimas de hurtos, también han denunciado la presencia de delincuentes y microtraficantes de droga permanentemente, llaman a la Policía y no es mayor cosa la que puedan hacer, la problemática solo persiste, los hurtos siguen y el consumo y expendio de drogas también.
“La comunidad denuncia constantemente cambuches, consumo y tráfico de droga, sin embargo, nada pasa. La administración no ha logrado darle una solución definitiva a esta problemática, son pañitos de agua tibia,” mencionó la concejal Diago, quien exigió a Galán un plan articulado entre las entidades distritales, Migración Colombia y la Terminal de Transporte para atacar la inseguridad del sector y mejorar la seguridad del barrio.
Uno de los residentes del sector que acudió a la concejal Diago para denunciar la situación mencionó: “Desde que inició la pandemia, el sector se volvió más inseguro. Tuvimos que aumentar la vigilancia privada y poner avisos de monitoreo para que los delincuentes se sientan observados. Pero la problemática continúa, algunas veces se hacen operativos, pero las autoridades no hacen rondas con frecuencia.”
En fotografías y videos se aprecian como personas ocupan el espacio público de día y de noche. Duermen entre la tierra, las ‘matas’ y la basura. Algunos han llegado hasta montar carpas.Registro fotográfico suministrado por la concejal Diago.
“Para nadie es un secreto que el crimen y la inseguridad se tomó Bogotá. Lamentable, que los residentes de un sector que hace unos años disfrutaba de espacios seguros para los adultos mayores y los niños, hoy no puedan ni salir a comprar el pan por miedo” mencionó Diago quien se comunicó con los residentes del sector quienes afirmaron que los expendedores entierran la droga en los jardines, la retiran y luego comienzan a repartirla por el sector.
A los vigilantes los amenazan con chucllilos
De acuerdo con la denuncia realizada por la comunidad ante la concejal Diago, en ocasiones, a los vigilantes del sector, los habitantes en condición de calle y consumidores los insultan y hasta los amenazan con armas blancas cuando salen a hacer las rondas alrededor de los edificios. “Les sacan cuchillos, les dicen que no sean metidos, que no sean sapos, que los van a apuñalar. Muchas veces vienen a consumir droga en el sector, incluso la comercializan sobre todo en la carrera 68B,” menciona otro residente del sector.
Además, quienes habitan el espacio público usualmente se encuentran armados. Los grupos criminales guardan debajo de los árboles y los jardines las armas blancas.
El sector está equipado con cámaras de vigilancia, que incluso están conectadas con el C4 de la Policía; además se han organizado varios frentes de seguridad, sin embargo estos son un saludo a la bandera, porque la problemática continúa.
“El sector cuenta con todas las herramientas necesarias para hacerle frente a la inseguridad, herramientas que ha aportado la comunidad , sin embargo, necesitan de la institucionalidad, de la policía, ya que su reacción muchas veces es tardía. El comercio también está siendo afectado, porque a la gente le da miedo salir a comprar un pan en las horas de la tarde casi noche. Bogotá no camina segura” mencionó la concejal Diago, quien insistió en la importancia de rescatar el espacio público y exigió a Carlos Fernando Galán medidas contundentes para georeferenciar los delitos, articular el trabajo con la comunidad y combatir el crimen del sector.
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