El sábado 11 de febrero, recorrimos los barrios La Capilla y Lomitas, ubicados en los cerros nororientales de Bogotá. A lo largo del camino conocimos los paisajes enclavados al norte de Bogotá, escuchamos las problemáticas comunitarias frente al acceso a agua potable y de cómo han superado las adversidades a través de la autogestión y el trabajo comunitario. A este encuentro asistieron delegados de la Secretaría de Gobierno, Secretaría de Hábitat y alcaldía local de Usaquén, quienes fueron citados con el fin de conocer las situaciones determinantes que impiden el acceso al agua en estas comunidades.
La primera parada del recorrido fue en el barrio la Capilla; allí, Don Jesús, narró cómo día a día vela por mantener el suministro de Agua para 80 casas ¿cómo lo hace? debe pedir “un viaje de agua” por medio de carrotanques que abastecen 6 tanques de almacenamiento que posterior les llegará a las personas de este barrio. Don Jesús se encarga de administrar los tanques, hacer control de cuánta agua hay y la capacidad de abastecimiento en un corto plazo. Asimismo, manifestó las dificultades para el acceso al agua y el costo del metro cúbico, que para el caso del barrio La Capilla es de $24.000.
Posteriormente nos dirigimos al barrio Las Lomitas donde las señoras Patricia Castillo y Nelsy Medina nos contaron cómo gestionan el Agua para cubrir las necesidades básicas que debe brindar este acceso. La comunidad se divide por cuadras, a su vez, cada cuadra tiene una gestora del Agua, quien se encarga de revisar cuánta agua hay para distribuir el líquido, y posterior, hacer el “pedido” para que los carrotanques lleven nuevamente agua a las comunidades. ¡Autogestión comunitaria del agua!, ¿acaso este trabajo no debería ser garantizado por el Acueducto de Bogotá? ¡Autogestión sí!, pero… ¿a qué costo? En esa medida, Doña Patricia expresó que cada metro cúbico de agua le cuesta a la comunidad $26.000.
Del arduo trabajo que día a día coordina esta comunidad, se ve en el reflejo de la labor de las mujeres cuidadoras, quienes han velado por garantizar el agua, el bienestar y salud de la niñez y los adultos mayores en el barrio Las Lomitas.
En el marco de este recorrido se destacaron una serie de reflexiones y cuestionamientos sobre las condiciones en las que viven las comunidades en este sector de Bogotá. El primer problema es la condición que categoriza como “irregular” estos barrios, condición que impide el acceso a Mínimo Vital de agua. El segundo, trata acerca de los bloqueos institucionales y la falta de voluntad vista en el desentendimiento de las competencias que han impedido el reconocimiento del Mínimo Vital de agua.
En suma, los costos que pagan los habitantes de estos barrios para acceder al Agua potable, equivale a un alto valor; que en comparación se aproxima a lo que pagan los estratos más altos en el área urbana de Bogotá (entre $23.000 y $26.000); es decir, existe un desequilibrio y desigualdad de acceso al agua en Bogotá que perjudica a comunidades que se encuentran en estratos 1 y 2.
Por último, recordamos que hace 20 años recorrimos estos barrios, donde el escenario permanece igual, en donde no hay agua potable a pesar de aprobar el Plan Distrital del Agua que garantiza el Mínimo vital para estratos bajos en Bogotá. Lo que traduce en una duda social y ambiental enorme.
Como vocera del Movimiento Indígena y Social, invito a la alcaldesa Claudia López a darle viabilidad a la renovación del Plan Distrital del Agua, que dignifique el acceso al agua potable para estas comunidades del nororiente de Bogotá. Por otro lado, instamos a las instituciones a unirse en voluntad y diálogo que permita un mejor relacionamiento con las comunidades del barrio La Capilla y Lomitas, que permita solucionar las determinantes sociales que han perjudicado el Buen Vivir de las comunidades al nororiente de Bogotá.
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