Es infinita la lista de las victimas mortales, las cuales han pagado con su vida el aparente delito de haber nacido siendo mujer en una sociedad machista, aquella que les pasa factura todos los días, haciéndolas protagonistas de macabros hechos que causan repudio pero que no cesan, sin importar la clase de castigo que se les imponga a los autores.
La ciudad de Bogotá es testigo de diversos feminicidios que han tocado y seguirán tocando fibras sensibles en la sociedad, sobre todo de las mujeres que salen todos los días de su casa sin la certeza plena de que podrán regresar a su hogar al final de sus jornadas, que no saben con seguridad en que estado retornarán o que les podrá suceder mientras están fuera.
Lo más triste del panorama, es que ahora no corren peligro exclusivamente en las calles, pues al analizar los famosos casos de feminicidios, se puede evidenciar que las victimas no están a salvo ni siquiera en sus hogares, puesto que es notoria la tendencia; los agresores son familiares o personas cercanas, que viven bajo el techo de su víctima o cerca, que la asechan día a día buscando el momento de vulnerabilidad en el cuál puedan llevar a cabo sus sombríos planes.
Es momento para recordar el caso de Valentina Trespalacios, una joven bogotana, que según indican las pruebas de la Fiscalía, fue presuntamente asesinada por su pareja sentimental, John Poulos, sujeto que no tuvo reparo alguno de disponer de su victima a su antojo y no tuvo ningún tipo de contemplación al abandonar su cuerpo inerte en un basurero en la localidad de Fontibón, caso que ha ocupado las primeras planas en diarios nacionales e internacionales al ser su victimario originario de los Estados Unidos.
No obstante, el anterior hecho no ha sido el único en lo que lleva del 2023 en la ciudad de Bogotá, puesto que en la localidad de Tunjuelito la expareja de Jessica Ocampo, quien tenía de 26 años, le quitó la vida sin importar que ya existía un precedente legal; ya que la mujer habría implantado una medida de protección al mismo individuo que terminó con su vida.
Por otro lado, el caso de Yisela Martínez quién ya había denunciado a su pareja sentimental por agredirla en diversas ocasiones, pero fueron medidas que no sirvieron para protegerla del desastroso desenlace que su agresor le proporcionó.
Los anteriores no son los únicos acontecimientos ocurridos en Bogotá, todos los días las mujeres son víctimas de este mal de nunca acabar, es por esto que le hacemos un llamado a las autoridades con el fin de que las instituciones trabajen en pro de mejorar la atención y el tratamiento de las denuncias que se hacen diariamente en nuestra capital.