Al respecto, la Constitución de Colombia consagró como principios fundamentales el respeto a la dignidad, igualdad y no discriminación, con base en esto el Estado debe garantizar el goce efectivo de estos derechos para las mujeres.
Bajo esta perspectiva, en esta oportunidad me ocupo de analizar los avances reales en materia del derecho a la educación de las mismas, partiendo de la base que la educación es un determinante fundamental para la disminución de las brechas existentes entre hombres y mujeres, en este sentido los resultados de los últimos años registran un mejor desempeño frente a la población masculina tales como disminución tasa de alfabetismo, años promedio de educación y acceso o cobertura.
La última gran encuesta integrada de Hogares, indica que la tasa de analfabetismo de personas entre 15 y 24 fue del 2.2% para los hombres y del 1.3% para las mujeres, en el total de la nacional, lo que es más, en este mismo rango de edad el promedio de años de educación para las mujeres se ubicó en 9,7 años, mientras que para los hombres fue de 9,1 años, lo que representa un 0.6 puntos porcentuales por encimas del promedio masculino. En cuanto a la cobertura bruta en educación básica y media, se registró una diferencia de 2,7 puntos porcentuales a favor de las mujeres en el país.
Otra situación diferente, “es la relacionada con el análisis de los resultados en las pruebas de Estado nacionales e internacionales, se presenta una desigualdad importante en la tendencia de los logros académicos alcanzados por hombres y mujeres, principalmente esta diferencia se presenta en las áreas de matemáticas y ciencias naturales donde las mujeres en promedio obtuvieron 2,5 puntos porcentuales menos que los hombres, por otra parte en términos de permanencia, aunque las mujeres presentan menores tasas de deserción en algunos niveles, una de las causas que generan mayor deserción en las mujeres es el embarazo adolecente 54,3%, trabajo doméstico y actividades asociadas al cuidado de niños, ancianos, enfermos 55,7% y desplazamiento forzado”[1].
Según al Sistema nacional de Educación Superior, del total de los estudiantes matriculados, el 52,3% son mujeres y el 47,7% son hombres, según el área del conocimiento la mujeres se inclinan en mayor proporción por las ciencias económicas, administrativas y contables con el 31.1%, seguido de ciencias sociales y humanas con un 19,42%, situación que se refleja en lo que han llamado los expertos la feminización en carreras de las áreas de la salud y ciencias de la educación, en las que las mujeres representan un 67,5% y 63% respectivamente. Situación contraria se presenta en la formación pos gradual, 46,9 maestrías y doctorados 35%, la participación de las mujeres es menor que la de los hombres. Es de resaltar también que 78,2% de los docentes del país en educación básica primaria, son mujeres, en educación secundaria y media es el 50,5% y el 34,8 de educación universitaria, se demuestra la predominancia de los hombres como maestros universitarios, lo que refuerza aún más la división según género del trabajo, que se encuentra directamente relacionado con la discriminación salarial de las mujeres.
Con todo y lo anterior, es necesario reclamar al gobierno Distrital y Nacional, que los lineamientos para la política pública de equidad de género y plan de igualdad de oportunidades, contemple las acciones afirmativas, para seguir contrarrestando las condiciones de inequidad que se presenta en la educación sobre todo en los niveles de preescolar y educación superior, con el propósito de conjugar el derecho a la diferencia, con la igualdad en los derechos, para todas las mujeres colombianas de todos los grupos y sectores sociales sin distinción alguna para las niñas, adolecentes, jóvenes y adultas. Y de esta manera construir una sociedad más equitativa, incluyente prospera y democrática.