Luego de recibir varias denuncias ciudadanas el concejal Óscar Ramírez Vahos adelantó una investigación en una de las zonas de rumba más conocidas de Bogotá y pudo evidenciar que sin ningún pudor se comercializan estupefacientes en la calle y además en los llamados “amanecederos” hay venta y consumo libre del estupefacientes, a los que además facturan y cobran con IVA.
Según la denuncia del concejal de Bogotá registrada en video, se puede observar que en algunas calles del sector, además de ofrecer todo tipo drogas ilegales, venden comestibles con alucinógenos. A pesar de que en la zona se evidencia presencia de las autoridades de Policía, los ciudadanos reclaman mayores acciones de inteligencia y operativos contundentes para lograr desarticular las bandas que se dedican al tráfico de sustancias psicoactivas (SPA).
“El crimen en Bogotá está tan disparado: el microtráfico salió de las ollas y ahora opera sin ninguna restricción en zonas de ocio de la ciudad como se evidencia en la llamada zona T. Tal es el grado de tranquilidad de los jíbaros que ahora dan factura en los amanecederos detallando, junto al consumo de licor, el precio y el IVA de los estupefacientes que allí se consiguen. En Bogotá el microtráfico ya tiene IVA”, afirmó Ramírez Vahos.
De acuerdo con las cifras de la Secretaría de Seguridad, durante el 2020 se realizaron 3.562 capturas relacionadas con el tráfico, fabricación o porte de estupefacientes y se realizaron 13.782 comparendos por consumo de SPA y alcohol en espacio público.
“Durante el 2020 se recibieron, ojo a esta cifra, más de 81.000 llamadas ciudadanas al 123 alertando sobre el consumo de sustancias psicoactivas en Bogotá. Nuestro llamado a la Secretaría de Seguridad es a que tome cartas en el asunto y entienda que muchas de las dinámicas de inseguridad en Bogotá nacen desde la permisividad al microtráfico y al consumo abusivo de estupefacientes”, dijo el concejal.
Finalmente, el concejal insistió en la necesidad de realizar procesos de georreferenciación de zonas y redes territoriales de criminalidad, donde el tráfico de SPA se asocia con otros delitos.