Los impuestos saludables de la reforma tributaria, mas allá de generar grandes recursos ( se calculan en 1.2 billones en 4 años), están orientados a generar cambios de hábitos en la alimentación de la población, especialmente en el consumo de alimentos perjudiciales para la salud como son los alimentos azucarados y ultra procesados, y que son el origen de enfermedades como la diabetes tipo 2, dislipidemias (altos niveles de colesterol y triglicéridos) y sobrepeso, solo para mencionar los más comunes.
La presente reforma, por la vía de los precios a productos azucarados y ultra procesados, ha puesto el tema de la comida sana y los hábitos saludables en el foco de atención de todo el país. Es una señal de alerta a los consumidores que busca generar una reflexión sobre su consumo en el momento de la compra. En adelante, los ciudadanos tomarán una decisión más consiente sobre estos productos, lo que conducirá a una disminución de su consumo. Esta es, además, la oportunidad para que el Estado a través de campañas masivas de educación impacte a la población.
Afirmar que esta es la reforma del hambre es negar la intención del Gobierno de Gustavo Petro por mejorar las condiciones de salud de la población, al buscar disminuir la prevalencia de enfermedades que tienen en sus factores determinantes la ingesta de productos no saludables.
Afirmar que los pobres son los más perjudicados es igual a asegurar: “qué los pobres deben comer mal por el solo hecho de ser pobres”. Es importante tener en cuenta que existen condiciones económicas y sociales que aumentan y disminuyen los factores de riesgo. La pobreza sin duda es uno de estos factores que impide el acceso a los alimentos en general, pero este no es un argumento para mantener una población condenada a malos hábitos de consumo
Más allá de una mirada clasista, entre ricos y pobres, este es un asunto que atañe a toda la sociedad. El mundo y Colombia en general viene en un proceso de transición demográfica y epidemiológica[1], entendida como un cambio en la edad de la población que se va envejeciendo, siendo un hito importante de estas transiciones el que poco a poco las enfermedades infecciosas y transmisibles están siendo desplazadas por enfermedades degenerativas, muchas de estas producidas por el mismo ser humano y sus propios estilos de vida. Estas hacen parte del grupo de las llamadas Enfermedades Crónicas No Transmisibles. (ECNT).
Con respecto a las ECNT, existen factores de riesgo, diferenciables y modificables, causantes en gran medida del aumento de su prevalencia: la alimentación poco saludable (productos alimenticios ultra procesados, contenidos elevados de sal, grasas saturadas, grasas trans y azúcares), el consumo de tabaco, el consumo nocivo de alcohol y la inactividad física (Beaglehole et al., 2011). A su vez, estos cuatro factores de riesgo conducen a la aparición de alteraciones metabólicas y ECNT tales como hipertensión, diabetes, dislipedemias etc.
Teniendo en cuenta este enfoque, es desde lo público que se desea mediante la articulación de políticas -la fiscal una de ellas- inducir en la población cambios en los estilos de vida que conduzcan a mejoras en la salud de los ciudadanos. Este enfoque es consistente con la propuesta del plan de gobierno de Gustavo Petro para transitar a un modelo de salud basado en la curación, a uno que privilegia la prevención de la enfermedad y que es parte del “Cambio” en las políticas públicas del presente gobierno.
Desde todo punto de vista, es un gran acierto de la presente reforma tributaria la inclusión de los impuestos saludables, pues en el largo plazo tienen un impacto positivo no solo en las cuentas fiscales de la nación sino en la salud de los habitantes.
[1] La TD fue descrita por Omram a comienzos de los años 70 y corresponde a un proceso de evolución de las características demográficas de la población, que pasa desde un estado inicial (Fase Temprana de la TD) caracterizado por una alta tasa de natalidad (TN) y una alta tasa de mortalidad general (TMG), a un estado posterior (Fase Tardía de la TD) en que caen las TN y TMG5-7. Como consecuencia de lo anterior, la población, que en un comienzo está constituida principalmente por personas jóvenes (alto número de nacimientos y muertes ocurridas a edades precoces) en la fase tardía está constituida principalmente por adultos y adultos mayores (desciende el número de nacimientos y las muertes ocurren a edades más avanzadas).