A medida que pasan las semanas, cada hecho de violencia registrado en la ciudad se vuelve más aterrador y escalofriante que el anterior. Tan solo en las últimas semanas, presenciamos terribles situaciones que ya ni siquiera parecen sorprendernos; robos masivos, atracos a plena luz de día, el hallazgo de más de 23 cuerpos desmembrados y arrojados en bolsas de basura en diferentes puntos de la ciudad como consecuencia del microtráfico, hallazgos de casas de pique, sumado a las constantes violaciones y extorsiones a los cuales son sometidos miles de ciudadanos a diario.
Durante el primer semestre de este año, las localidades de Ciudad Bolívar, Kennedy, Bosa y Rafael Uribe, han sido las que más han registrado homicidios, representando el 52.03% del total de muertes violentas. De 568 homicidios, 328 fueron con arma de fuego, 186 con arma blanca y 46 con armas contundentes.
Esto sin contar que la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia reportó recientemente un incremento del 6,1% en materia de hurtos a personas comparado con el 2021, registrando más de 60 mil robos en toda la ciudad; de los cuales 13.601 fueron con arma blanca y en su mayoría corresponden a robos de celulares y a establecimientos comerciales.
¿Cuál es la raíz de tanta inseguridad?
Sin duda, la pobreza y muchas veces la falta de oportunidades resultan ser las principales causas de la criminalidad en Colombia y en Bogotá. De acuerdo con la Fundación para el progreso de la Región (ProBogotá), la capital no ha podido contrarrestar los efectos de la pandemia registrando un descenso de en 4,3 porcentuales es decir que, uno de cada 10 habitantes de Bogotá se encuentra en situación de pobreza extrema.
Basados en esta vulnerabilidad, y en la cultura de la violencia y el dinero fácil, muchas bandas delincuenciales de diferentes partes del país como el ELN y el Clan del Golfo e incluso bandas criminales venezolanas como el “Tren de Aragua” que hace presencia en diferentes ciudades de Latinoamérica, aprovechan y expanden sus estructuras criminales tomando como pilar el narcotráfico y las retaliaciones que este puede implicar.
El sistema penal y judicial no funciona
Pero por más que se registren estos hechos, o se dé una que otra captura, existen algunos puntos críticos que no permiten la aplicación efectiva del sistema penal no solo en la ciudad sino en el país, son factores como la falta de denuncias, imposibilidad de identificar a los responsables, insuficiente pie de fuerza, reincidencia y hacinamiento carcelario.
Otra de las circunstancias que no permiten determinar el nivel de criminalidad real, es la omisión en las denuncias. Si la población víctima de una conducta criminal no denuncia, no es posible que las autoridades actúen; sin embargo y más preocupante es, que la población que no denuncia, no lo hace por miedo al criminal, según el Informe de seguridad ciudadana de la Corporación Excelencia en la Justicia, no lo hace porque desconfía de las instituciones en el país, falta de atención oportuna por parte de una entidad o funcionario a un requerimiento previo y desconoce las rutas disponibles para radicar una denuncia y cuando las conoce, se encuentra con que el sistema no es entendible ni amigable con el ciudadano.
En relación al insuficiente pie de fuerza de la policía, actualmente, en Bogotá hay 17.820 policías. Ahora bien, el pie de fuerza que se dispone en el país y en la ciudad es simplemente insuficiente. Incluso según el estándar internacional, debería tener 23.700 uniformados; sin embargo, el aumento o no del número de uniformados no está teniendo incidencia alguna en el esclarecimiento de delitos ni en la reducción de la criminalidad.
La reincidencia es otro de los factores de los reiterativos delitos por parte de algunas bandas delincuenciales. Según estadísticas del INPEC con corte a septiembre de 2022, se reportaron en total 3.345 casos de reincidencia. De estos, 2.979 son hombres y 366, mujeres. En términos porcentuales significa que 89% de los casos de reincidencia son hombres, mientras el 11% son mujeres. De las personas que tienen medida intramural, se presentó un total de 2.167 casos de reincidencia. De estos, 1.899 son hombres y 268 son mujeres.
En materia de reinserción, la oferta de programas sociales y laborales es nula debido a que solo 1 de 2 personas pueden acceder a un programa de resocialización y el 11% de estos programas son financiados por el Estado.
No es un secreto la situación que se vive al interior de muchos establecimientos carcelarios en el país, situación de hacinamiento, en condiciones donde si no se garantiza la vida digna de la población privada de la libertad en condiciones mínimas, menos aún se puede garantizar que se dé una efectiva “escuela” que permita que la función de prevención especial de la pena cumpla su tarea, por lo que sin duda una de las salidas es una reforma a la justicia que de penas ejemplares en centros carcelarios y en otro porcentaje se contemplen sanciones sociales.
Prensa: Jorge Rodríguez Ávila 3214109736
