La violencia política contra la mujer, se enfrenta levantando la voz por la equidad y la igualdad

“Violencia política contra las mujeres, proposición 513 - Igualdad y equidad de género para prevenir, erradicar y sancionar la violencia política contra las mujeres”

Como Concejala de Bogotá, yo Ati Quigua, sabiendo en primera persona el profundo impacto que tiene la violencia política en las comunidades, familia y en el proyecto que representamos las mujeres lideresas sociales, siendo yo misma víctima de la violencia política ejercida por parte de la presidenta del MAIS, Martha Peralta, quien busca que se desconozca mi trabajo como líder social, líder comunitaria y líder política;  he citado a un debate de control político para abordar las medidas que se toma desde las entidades, instituciones, academia y sociedad en general, en la labor de luchar contra este tipo de violencia, que además se combina con la violencia por razones de género e influye estructuralmente en contra del derecho a la igualdad de las mujeres con los hombres, promoviendo una cultura de discriminación, injusticia y marginación.

En ese sentido, la violencia política hacia la mujer es un fenómeno que acentúa la discriminación y la desigualdad histórica que ha configurado un orden político, social y económico patriarcal, colonial y explotador. Por lo tanto, se ha convertido en un arma con la que se imponen modelos de valor, de prácticas y de proyección social que homogeniza, subordina y maltrata a los sectores que históricamente han sido excluidos por pretender una transformación de las estructuras profundas de injusticia social y de los modelos de destrucción de la naturaleza. Sabemos bien cómo la violencia política es propia de los intentos de imponer modelos políticos cual las dictaduras que contienen la flexibilidad de la democracia, asfixian la soberanía popular y se erigen sobre la arbitrariedad de

Los derechos que hoy en día gozan las mujeres, no han sido una concesión de nadie, son fruto de luchas históricas, de la superación de múltiples violencias y de la oposición a la negación histórica de la capacidad de agencia de las mujeres, supeditadas a roles eminentemente privados, familiares y coercitivos.

Así, la violencia política hacia la mujer busca anular su participación efectiva en las corporaciones estatales, busca desconocer su liderazgo, su rol en la administración social de los recursos y la gestión de las decisiones para una vida en común. Además, deslegitima la búsqueda de voz propia de manera transgresora y busca masculinizar los espacios de discusión para presentarse servil a las proyecciones hegemónicas en la estructura política. En ese sentido, este tipo de violencia busca amedrentar no solo a quien se dirige, sino también a otras mujeres que comparten las causas o que ven a la víctima como un modelo a seguir. Es una violencia que se agudiza de forma interseccional, por lo que afecta en mayor medida a las mujeres con identidad étnica, con “clasificación” racial, pobres y con pensamiento crítico.

Por consiguiente, soy consciente de que esta violencia política en ocasiones puede ser silenciosa, pero genera un daño profundo a la integridad de las mujeres, en razón de su género. En definitiva, son las mujeres con posturas alternativas, que no son cómodas y funcionales a un establecimiento injusto, que explota la naturaleza y que excluye a las que estas dictaduras sutiles, apuntan sus cañones simbólicos, jurídicos y políticos para violentar sus derechos porque provocan movimientos colectivos de derechos y encarnan las luchas históricas de las mujeres, y los excluidos.

Colombia es un país en constante violencia política por una historia donde la acumulación del poder, puede catalogarse como una dictadura “suave” de parte de poderes tradicionales que han resistido largamente concesiones a sus “subordinados”. Esta continua violencia política se ha manifestado en múltiples asesinatos a representantes políticos (como candidatos presidenciales), a líderes sociales, en masacres, en silenciamiento y exilio a pensadores, artistas y políticos, entre otras cosas. Hoy la violencia política trasciende de las armas que privan la vida para silenciar la voz de quienes representan a la ciudadanía a un bolígrafo, que si bien no atenta contra la integridad y la vida de una persona sí cumple el mismo cometido, “SILENCIAR” “CALLAR” un sicariato administrativo desde el escritorio, pareciera que hoy tenemos un nuevo “bolígrafo” y no precisamente el del proceso de paz. La sofisticación de esta violencia, ha tomado a la mujer como principal territorio de disputa, de maltrato y de subordinación.

Por lo tanto, “Levantamos la voz por la Igualdad y la Equidad”, para con ello poner sobre la mesa un tema de relevancia para nuestra ciudad y nuestro país, especialmente en un contexto electoral donde esta se hace más latente. Invito a no olvidar que esta violencia supera lo electoral y se ejerce diariamente contra las lideresas en los territorios, en las comunidades y a la mujer en general a partir de una estructura que les invisibiliza y maltrata, como es el caso de las mujeres y niñas indígenas en contexto de ciudad de la comunidad Emberá, que además responde a un fenómeno mundial que ha sumado víctimas en nuestro continente, especialmente de quienes la denuncian y combaten, como el caso de la Concejala Juana Quispe, en Bolivia.

Ahora bien, Colombia necesita que urgentemente se desarrollen medidas legislativas y políticas que permitan a las mujeres, en toda su diversidad y amplitud, ser agentes protagónicos en el camino que lleve a nuestro país hacia una sociedad más justa, más transparente y en paz. Son los cuerpos femeninos sobre los que se ha hecho la guerra, donde se evidencian las principales secuelas de un conflicto que atraviesa a nuestros territorios, a nuestros hijos e hijas y a nuestros sueños, y los convierte en trofeos y herramientas de la muerte. Por ello, en el país, se adelantan varias acciones encaminadas a la protección del derecho a una vida libre de violencias, incluida la política para la mujer, entre ellas las más importantes un Proyecto de Ley Estatutaria denominado “contra la violencia política hacia la mujer” en el Congreso de la República y un Proyecto de Acuerdo denominado “para la erradicación, prevención y sanción de la violencia política contra la mujer” que cursa en este momento en el Concejo de Bogotá.

Para terminar, invitó a la sociedad, pero también a los partidos políticos a no ser indiferentes ante un fenómeno tan grave como la violencia política , y que en este momento de grandes debates para nuestra democracia, donde nos llama el deber de construir con suficiencia las garantías para nuestro pueblo y nuestras instituciones, a que tomen medidas internas, correctivas y acciones afirmativas que permitan regular desde el interior de sus colectividades la violencia que vivimos las mujeres en política, para que se regulen las prácticas en clave de dar ejemplo sobre la transparencia y formas democráticas de hacer país, en el marco de la equidad y la igualdad como principios rectores.

Invitación al debate de control político

Foro internacional "Levantamos la voz por la equidad y la igualdad" 22 de septiembre del 2023.

https://m.facebook.com/video.php/?video_id=330227186184189

Foro internacional "Caminamos por la equidad desde el Buen Vivir" 6 de septiembre del 2023.

https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=761555569074882&id=100045502903431

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