En primer lugar la justificación o motivos presentados por la administración distrital y replicada por parte de la coalición mayoritaria del Concejo de Bogotá (de la cual no hace parte el PDA) son, en términos de la racionalidad empresarial, tremendamente especulativos. Se hace justificado en el debate que:
1. Las acciones se encuentran en el máximo histórico y por tanto es el mejor momento para vender la participación accionaria. Era de esperarse que la entrada de Hidrosogamoso mejorara el valor de la empresa y las expectativas de negocio de la empresa y su rentabilidad. En sana lógica, la inversión de 4 billones en dicha en empresa debía trasladarse sin ninguna sorpresa al valor total de la misma.
2. Se especula que las acciones podrían bajar su precio sino se "aprovecha" el precio actual de $4.130 por acción. En la justificación del proyecto de acuerdo no se sustenta las razones económicas por las cuales la empresa pierda valor posterior a este ciclo. No hay ejemplos históricos ni de otros procesos similares en el mundo que muestre que esta tendencia es la esperaba. Diferentes análisis financieros muestran la tendencia contraria.
3. Se menciona que la Empresa de Energía de Bogotá hará uso de estos recursos en otros negocios de la empresa, en generación y transmisión y que allí tendrá una rentabilidad mayor. Si bien se presentaron estudios de los negocios que realiza la EEB, no hay cifras concretas que muestren que tendrá una rentabilidad mayor a la de Isagen, donde es posible esperar que la rentabilidad en Isagen puede estar entre el 12 y el 15%, especialmente por la entrada de Hidrosogamoso en la producción de energía.
De otro lado, la venta de Isagen nació viciada por muchos elementos y el Concejo de Bogotá y la Administración Distrital no debería hacer eco a los malos manejos del gobierno nacional en el proceso de privatización de Isagen: no se escuchó el consenso nacional sobre la inconveniencia de vender la empresa, representantes de todos los partidos políticos, organizaciones sociales, periodistas y especialistas en el tema mostraban la era mal negocio; no hubo realmente una subasta, no se aprovechó el manejo de la empresa con las nuevas inversiones realizadas, se vendió en tiempos de devaluación económica, y existe una demanda actual sobre los vicios del proceso de la venta de Isagen, entre otros factores. Finalmente, la bancada de PDA en el Concejo de Bogotá solicitó esperar que se resuelvan los recursos legales.
En conclusión, no hay cifras ni elementos objetivos en términos del análisis del negocio y de mercado que muestren la conveniencia de vender las acciones de Isagen, la decisión es enteramente política. Los argumentos son absolutamente especulativos y sólo muestran un afán de la Administración Distrital de seguir entregando este recurso estratégico a los privados.