El POT es el principal instrumento de planificación y desarrollo urbano que tiene los municipios y ciudades. Allí se define cómo va expandirse o densificarse la ciudad.
Con esta herramienta se establece la altura que se permitirá en los edificios, los tipos de uso de suelo que se tendrán en los diferentes barrios. Señala qué equipamientos deberán tener desde el punto de vista social y económico y fijará el trazado de las principales vías y troncales de transporte, zonas de servicios de una localidad, de barrios y de la ciudad en general.
La orientación de ordenamiento territorial de dicho plan, establece que áreas ambientales serán protegidas y bajo qué parámetros dentro de la ciudad y su área rural.
Pareciera una discusión muy técnica, pero la verdad es que realmente afecta la vida diaria de los ciudadanos y sobre todo, su convivencia. En el barrio Modelia, en el occidente de Bogotá, los vecinos reclaman el crecimiento de bares que tiene afectada la convivencia del sector. Esa decisión puede ser cambiada o modificada en el POT.
Los comerciantes y dueños de restaurantes de la zona de Quinta Camacho tienen una visión sobre la forma cómo quisieran que funcionara su barrio en materia de parqueo, cuidado de los parques y preservación de las casas que son patrimonio arquitectónico de la ciudad. Eso se define en el POT.
Los vecinos de los barrios Bilbao, Villa Cindy, Tibabuyes y San Pedro en Suba, tiene una gran preocupación porque están ubicados sobre la zona de manejo y preservación ambiental del Rio Bogotá. No pueden construir, tienen problemas con sus títulos de propiedad y el Distrito no puede intervenir para mejorar algunas de sus vías. Esa nueva delimitación podría ser incorporada en el nuevo POT.
En movilidad, el POT tendrá una decisión trascendental que trazará la ruta de inversión en infraestructura; por ejemplo: ¿Por dónde pasará la segunda línea del Metro y qué localidades se verán afectadas o beneficiadas?
Cada POT refleja en qué tipo de ciudad queremos vivir en las próximas décadas. Ese plan será el bosquejo de las calles que vamos a tener, en dónde se ubicarán los polos de desarrollo y cómo se construirán los nuevos barrios. El POT permitirá dar las pautas para que se protejan los cerros orientales, los humedales y los cuerpos de agua de la ciudad. Es realmente la decisión más trascendental para construir el futuro.
Bogotá necesita un POT que considere que estamos en un mundo que reclama acciones sostenibles para ganar la batalla contra el cambio climático. Esa batalla se va a ganar o a perder dependiendo de cómo construyamos y administremos las ciudades. Ello implica una ciudad que incorpore en su crecimiento apuestas para facilitar la eficiencia energética, aumentar los centros de reciclaje, privilegiar el transporte público y permitir reglas para tener eco-construcciones.
La administración Distrital ha presentado un POT de más de 500 artículos que someterá a la discusión pública. Allí incorpora decisiones como por ejemplo: no habrá usos restringidos de suelo en los barrios para residencial o comercial sino que podrán ser mixtos. No exigirá a los constructores un número mínimo de parqueos en los edificios, establece que todos los barrios tendrán espacios para jardines infantiles y centros de atención a la vejez; plantea unos grandes proyectos detonantes de nuevo urbanismo como Lagos de Torca, Nuevo Usme, Lagos del Tunjuelo y otros en donde se construirá la nueva Bogotá.
El gran reto que tenemos como Capital de la República es discutir, aportar y apropiarnos de este plan. Con el liderazgo de la administración, pero con la activa participación de la ciudadanía, las universidades, la industria y de todos los sectores, se debe avanzar hacia un gran consenso sobre qué ciudad queremos construir. Bogotá requiere este pacto por un futuro sostenible y su integración con la región.
Las juntas de acción comunal, los conjuntos residenciales, las universidades, los gremios, los colectivos de bicicleta, los ambientalistas, las empresas y los representantes políticos deben volcarse a discutir y acordar el POT en cada una de las zonas de la ciudad. Debe haber una gran convocatoria presencial y virtual. No puede suceder que después del periodo de 90 días de participación de la comunidad, se diga que solo unos cientos de ciudadanos conocieron y estudiaron este Plan.
Se requerirá un gran esfuerzo pedagógico y de comunicación comunitaria para informar y lograr la participación activa de la ciudad. Es preferible que se usen recursos del gobierno para esta masiva campaña ciudadana, en vez de seguir gastando en publicidad. En este proceso es donde hay que lograr traducir un plan que técnicamente es complejo, a un lenguaje que los ciudadanos entiendan con un proceso verdaderamente participativo, en donde sus inquietudes y sugerencias puedan ser realmente incorporadas. Solo así se garantizará que tengamos una carta de navegación que compartamos todos los tripulantes de este barco, que es nuestra capital.
Extendemos la invitación a todos los ciudadanos para que miren el POT en http://www.sdp.gov.co/micrositios/pot/proyecto-de-acuerdo. Una convocatoria para no resignarnos con Bogotá, sino más bien para participar e ilusionarnos con el futuro de nuestra capital.
