Hace varios días el Presidente Duque alborotó el avispero cuándo anunció que presentará un proyecto que regule la dosis mínima de drogas en Colombia y faculte a la policía para decomisar cualquier cantidad de sustancias psicoactivas que un ciudadano porte en el espacio público.
No había casi ni terminado de decirlo cuándo ya las redes sociales, los medios de comunicación, editorialistas, columnistas y ciudadanía en general comenzaron a despotricar, avalar o simplemente a informar sobre las consecuencias que tendría para el país esta decisión.
Para comenzar quiero citar un aparte del impactante relato de Aura Lucia Mera en un medio de comunicación cuando narra desde su propia experiencia la tragedia de haber consumido droga. “¿Cuál es la “dosis mínima” para un adicto? En mi caso, como adicta que soy, la mínima no existiría, porque siempre necesitaba más. Viví en carne propia lo que fue el “libre desarrollo de mi personalidad” cuando consumía. Como cada día me iba sumiendo en el caos, la depresión, los ataques incontrolables de ira, la vida ingobernable, la ausencia absoluta del deseo de vivir, la angustia de ver amanecer, la rabia al escuchar el canto de los pájaros, la ausencia de mis hijos porque no podía acercarme a ellos emocionalmente aun amándolos con desespero, mi personalidad quedó atrapada, encarcelada, estrangulada por las sustancias que se fueron convirtiendo en mi único dios ”, escribió…
Este testimonio es la realidad y la verdad. Así es el polémico tema de la dosis mínima, así se agota la discusión cuando escuchamos relatos como este, quedamos sin palabras y sumidos en un silencio que grita “Abajo la dosis mínima”, aquí las posiciones se derrumban y lo único que uno quisiera es enterrar para siempre la posibilidad de poner en bandeja de plata la droga a estas nuevas generaciones.
Colombia desde hace muchos, pero muchos años, viene sufriendo el fenómeno del narcotráfico que ha permeado todos los rincones de la sociedad. Este problema, que le ha causado sangre y mucho dolor a este país, en vez de disminuir aumenta cada día más
Es triste decirlo, pero la droga, el fenómeno del microtráfico (que no es tan micro) se está llevando una generación de jóvenes que impulsa al consumo de bazuco, cocaína y marihuana en los últimos años.
Cuándo vemos zapatos colgados en alambres sobre los parques no es una maldad o travesura de niños, estos zapatos significan que hay un jibaro y una banda de microtráfico que vende droga a jóvenes y adultos en ese sector.
La medida tomada por Duque, que impulsa la confiscación de aquellos que portan droga en las calles o que la consumen en parque y colegios es una medida positiva, por supuesto no es la única solución frente al fenómeno de este consumo, es necesario tener una política de prevención que asegure que los niños desde sus casas no tengan este tipo de riesgos y sean protegidos
Es por su puesto necesario tomar esta medida, pues la dosis mínima se convirtió en un escudo de todos aquellos que quieren delinquir con el microtráfico y que utilizan como excusa la dosis mínima para inducir a los niño a consumirla y eso sin hablar de la instrumentalización que hacen de estos jóvenes para cometer estos delitos.
Por su puesto se necesita fuerza de policía e inteligencia para desmantelar estas bandas, que en Bogotá suman más de 100 y que están acabando con la vida de los hombres.
Diego Molano
Concejal de Bogotá