Esas víctimas merecen justicia y reparación, pero la Corte Constitucional ha decidido que a la violencia sexual contra niños y adolescentes no se les aplicará la ley ordinaria del código penal sino las penas alternativas de la Ley de Justicia y Paz.
Es inconcebible que la Corte encargada de defender los derechos constitucionales de las personas decida que las vejaciones sexuales contra las mujeres y los menores de edad, que nada tienen que ver con el conflicto, se traten como si fuera un delito del conflicto.
El país no puede permitir una aberración semejante. No importa si son guerrilleros o paramilitares. Sus testimonios dan fe de la barbarie a la que fueron sometidas estas personas, como lo muestran las historias del Centro de Investigaciones de la Universidad Sergio Arboleda.
Lucía: “Me violaron desde los 9 años. Recuerdo que los guerrilleros violaban a las mujeres jóvenes, las obligaban a acompañarlos a sus fiestas. A las que se negaron las mataron.
Otro testimonio: “En 1995, cuando tenía 14 años, un guerrillero me amenazó porque mi hermano prestaba el servicio militar. Cerca del cementerio él y otros guerrilleros me violaron por turnos y me dijeron que mi hermano se merecía ese castigo. Yo era virgen”.
“John 40, máximo cabecilla pedía que le llevaran niñas guerrilleras de 12 y 13 años para acostarse con ellas, vírgenes. Le tenía pavor a contraer una enfermedad venérea”.
Tania, de 15 años, vivía en La Vega de Cáchira, Norte de Santander. “En enero del 97 fui abusada por la guerrilla con otras cinco mujeres. Mataron a los esposos y a otros los amarraron porque se metieron a defendernos”.
Vanesa García, ingresó a los 9 años, obligada a las Farc y sufrió abusos sexuales sistemáticos por parte del Paisa, Oscar Montero, de la columna Teófilo Forero y cerebro del atentado a El Nogal. Quedó embarazada en tres ocasiones y la hicieron abortar.
Mireya: “El paisa me violó a los 11 años y me obligó a abortar tres veces
Pastor Alape, senador de la República, reclutó a Sara Morales cuando tenía 11 años. Ella asegura que él siempre tuvo compañeras sentimentales menores de edad. “él llegó una vez a emborracharse durante dos o tres días, y quemaba tiros a lo loco en todo el caserío de La Matilde. Después de eso, a dos, tres, cuatro, cinco, seis peladas niñas se las llevaban a tener toda clase de actos obscenos”.
Sara recuerda: “me amarraron, me quitaron la ropa del cuerpo con un cuchillo. Un tipo gigante me golpeó en la cabeza, perdí el conocimiento y cuando desperté ya no tenía la ropa puesta”.
Como estos, son cientos y miles los testimonios de violación de niñas en el conflicto. Yo creo que debemos unirnos todos. No estamos contra la paz, lo que pasa es que esto no puede quedar impune.
Pido que como bancada de mujeres hagamos un pronunciamiento. No importa que sea la Corte Constitucional, no importa que sean los reyes de la República, lo que está de por medio es que, o dejemos antecedentes de que hay castigos a los responsables de las violaciones de las mujeres de los niños, o esto va a ser una impunidad para siempre.
Lucía Bastidas
Concejal de Bogotá
