Seis años de atraso en modernización del servicio de aseo, que incluye contar con una flota de recolectores amigable con el medio ambiente, contenedores para los puntos críticos de concentración de basuras y para los recicladores, y barrido y limpieza de todo el mobiliario de la ciudad es el costo del modelo de aseo arbitrario que impuso en el 2012 el alcalde Gustavo Petro.
Esas pérdidas se acaban de poner en evidencia con la licitación de 4,8 billones de pesos que adjudicó la administración actual la prestación del servicio integral del aseo por ocho años a cinco operadores que se encargarán de las veinte localidades, incluidas las zonas rurales.
Esa es una de las ganancias de esta licitación: la cobertura del 100 por ciento de las zonas rurales para el servicio de recolección y transporte de las basuras. Por primera vez en la historia alrededor de 15.000 habitantes de la ruralidad contarán con este servicio.
El nuevo modelo nos ofrece la instalación de 9.500 contenedores en más de 1.500 puntos críticos de acumulación de basuras que se agravaron en los últimos seis años. Y esos contenedores se financiarán sin afectar la tarifa de los usuarios, que incluso bajará en 10 por ciento a partir de mayo. Por fin veremos bajo control esos puntos de acumulación de basura que han convertido espacios públicos en verdaderos muladares.
Otra ganancia sin duda será la renovación total de la flota de recolectores. Después del descalabro que significó la decisión del alcalde Gustavo Petro de improvisar con volquetas y recolectores viejos, es un alivio que por fin la ciudad cuente con carros totalmente nuevos y amigables con el medio ambiente a partir de agosto próximo, según los cronogramas.
A propósito, una pérdida que dejó el modelo improvisado de la Bogotá Humana es la flota de carros, se compraron 261 y hay unos 150 en operación, que ahora resultan obsoletos para el nuevo modelo.
Y no podemos olvidar que a eso hay que sumarle la multa millonaria de 90.000 millones de pesos que impuso la Superintendencia de Industria y Comercio por violar la libre competencia, y que le abrió en su momento un hueco financiero a la empresa de Acueducto.
Entre el 2012 y el 2015, Aguas de Bogotá, que no estaba preparada para prestar el servicio de aseo en el 2012, porque ese no era su trabajo, produjo pérdidas acumuladas de 10 mil millones de pesos. En total, las pérdidas superan los 184.000 millones de pesos.
Otras ganancias de la licitación que se acaba de adjudicar es que la ciudad también contará con barredoras mecánicas, que serán totalmente nuevas, duplicará las frecuencias de barrio en toda la ciudad y tendrá servicios adicionales como la limpieza de grafitis, la recolección de llantas y el retiro de cambuches y publicidad ilegal.
Con esta licitación Bogotá ganó en transparencia y pluralidad: participaron 18 consorcios en el proceso, lo que muestra que se abrieron las oportunidades para todos los que quisieron participar, y se logró al final pluralidad a la hora de adjudicar la operación: cinco empresas compartirán la limpieza de la ciudad.
Eso no lo tuvimos con la Bogotá Humana que le impuso a la ciudad la voluntad de un alcalde que pasó por encima de las necesidades de la capital, por encima de los ciudadanos, y no le importó generar una emergencia y después una incertidumbre que se prolongó por seis años.
El nuevo modelo, además, les garantizará estabilidad a los recicladores: no solo se establece la obligación de los nuevos operadores de instalarles contenedores para que puedan recoger los materiales aprovechables donde les resulte más conveniente, sino que mantendrán su remuneración de la tarifa.
Lucía Bastidas Ubaté
Concejal de Bogotá
