Es un dato suficiente para que el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer que conmemoramos este 25 de noviembre no sea ajena a ninguna persona.
La Violencia física de pareja contra mujeres y física contra niñas y adolescentes registra el número de casos más preocupantes. En esta categoría, se incluye las agresiones físicas por parte de la expareja. Se entiende por pareja o expareja aquella persona que tiene o tuvo, según el caso, un vínculo emocional mediado por una relación erótico-afectiva con la víctima. En Bogotá se han presentado 65 casos en lo que va corrido de este año (2019), presentando una disminución del 33.8% según el último estudio dado a conocer por Medicina Legal.
A pesar de lo preocupante de la situación, hay que resaltar que Bogotá tiene la tasa más baja de muertes violentas por 100.000 mujeres entre las cinco ciudades más importantes del país tanto en 2018 como durante los primero nueve meses de 2019.
Son muchas las razones por las cuales esta fecha tiene que estar en todas las agendas públicas y privadas. Hoy, en pleno siglo XXI, solo el 52 por ciento de las mujeres casadas o que viven en pareja decide libremente sobre las relaciones sexuales, el uso de anticonceptivos y su salud sexual.
Solo esa cifra muestra que el nivel de desigualdad e inequidad en el ejercicio de los derechos entre hombres y mujeres tiene mucho trabajo hacia el futuro, especialmente en la relación de dominio que ejercen las parejas.
Las cifras de Naciones Unidas muestran que en el 2017 una de cada dos mujeres asesinadas tuvieron como victimario a su compañero sentimental o a un miembro de la familia, lo que indica que el trabajo con los hombres para que aprendan a ver a su pareja como igual va a medio camino.
A esa violencia cotidiana en el hogar se suma el delito de que son víctimas. El 71 por ciento de las personas sometidas a trata de personas son mujeres y niñas, y 3 de cada 4 son utilizadas para explotación sexual.
Son tantos los delitos de los que son víctimas las mujeres, que da vergüenza enumerarlos, pero hay que hacerlo para que tengamos consciencia de la magnitud del problema, sobre todo este 25 de noviembre, cuando recordamos esta consigna de la eliminación de la violencia contra la mujer.
Tenemos la violencia causada por un compañero sentimental que es física, psicológica, violación conyugal y feminicidio; está la violencia sexual y el acoso, que incluye violación, actos sexuales forzados, insinuaciones sexuales no deseadas, abuso sexual infantil, matrimonio forzado, acecho, acoso callejero y acosó cibernético. Y está la trata de seres humanos con esclavitud y explotación sexual, la mutilación genital y el matrimonio infantil.
No podemos perder de vista que la violencia es universal, que hay unas modalidades comunes a nuestro entorno en Colombia y en Bogotá, pero que hay vejaciones en otras zonas del mundo que no podemos ignorar y que debemos rechazar.
Hay que unirse al mensaje de Naciones Unidas que este año es ‘Pinta el mundo de naranja: generación igualdad se opone a la violación’.
