Bogotá tiene una gran deuda con su calidad del aire, que ha venido empeorando, tal y como lo demuestran diversos estudios. Uno de estos estudios, liderado por el investigador Omar Ramírez, encontró que la calidad del aire en la ciudad está dos veces por encima del límite máximo de contaminación según los estándares de la OMS.
No cumplir los estándares de la Organización Mundial de la Salud no es solo una cuestión de forma, es mucho más que eso, lo que en realidad significa es que los habitantes de Bogotá nos estamos enfermando por causa de nuestro aire y hay que tomar medidas urgentes para solucionar esto.
Ante esta situación, desde el Concejo de Bogotá presenté desde el mes de enero de 2018 el Proyecto de Acuerdo No 103 “por medio del cual se adoptan medidas e incentivos para la promoción y masificación de la movilidad eléctrica en Bogotá”, buscando que se implementen tecnologías limpias en el transporte, que genera el 54% de la contaminación del aire en la ciudad, según cifras del Ministerio de Ambiente.
Hoy, después de varios meses de trabajo en los que se concertó un articulado común ente la administración, varios concejales y expertos en ambiente y movilidad eléctrica, este proyecto se aprobó en la Comisión de Plan, lo que nos acerca a tener medidas concretas para lograr una Bogotá con CERO emisiones.
Este proyecto, al que solo le falta la aprobación en Plenaria en el Concejo de Bogotá, obliga a la Administración Distrital a que todos los vehículos oficiales nuevos que se adquieran o que se contraten de 2030 en adelante operen con motores eléctricos o tecnologías que generen cero emisiones directas de material particulado. También deberán operar con este tipo de motores y desde el año 2025, el 100% de los buses del SITP que circulan por las troncales.
Promoviendo las tecnologías limpias en el transporte, que generen CERO emisiones, nos acercamos a cumplir con la agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS, que busca, específicamente en el ODS 11, tener ciudades y comunidades sostenibles. Y esto es precisamente lo que necesitamos lograr en Bogotá, ser una ciudad sostenible, en la que mejorar las condiciones de calidad de vida, entre ella la calidad de nuestro aire, sea una prioridad.
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