La concejal Clara Lucía Sandoval puso en alerta la preocupante situación del suministro energético en Bogotá. Según el Grupo Energía de Bogotá, existen riesgos significativos de cortes en el servicio de energía eléctrica que podrían afectar a varios sectores de la ciudad, principalmente durante las horas pico entre las 6:00 p.m. y las 9:00 p.m.
Las localidades más vulnerables ante esta posible afectación son Usaquén, Suba y Engativá, lo que expondría a alrededor de 2.8 millones de bogotanos a quedarse sin luz en esos momentos críticos.
Estas localidades en el noroccidente de la ciudad presentan el mayor riesgo debido al aumento de la demanda energética y la falta de construcción de líneas de transmisión esenciales en el área oriental, como Chivor, Sogamoso y Nueva Esperanza. Si estas infraestructuras no son desarrolladas a tiempo, la capacidad de atender la demanda energética de la capital podría reducirse en un 60%.
La concejal Sandoval señaló que "estos proyectos han sufrido demoras desde el gobierno Santos y ahora, bajo el gobierno Petro, las licencias para las 350 torres están represadas en el despacho de la ministra de Ambiente, quien está asumiendo competencias de la ANLA. Sin esas torres, los proyectos no podrán funcionar y la ciudad podría quedarse sin luz en 2026".
Un agravante adicional es que, ante la falta de energía proveniente de fuentes más económicas, como las hidroeléctricas, se tendrá que recurrir a fuentes más costosas, lo que podría llevar a un incremento del 50% en el valor de las tarifas eléctricas.
Este aumento sería un golpe más para los hogares, en un contexto en el que Colombia ya ocupa el segundo lugar en inflación energética a nivel mundial, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Para mitigar el déficit energético de Bogotá, desde el año pasado, la planta termoeléctrica de Zipaquirá ha entrado en operación. Sin embargo, esta solución temporal tiene graves consecuencias ambientales. La planta genera aproximadamente 90 mil toneladas de dióxido de carbono (CO2), una cantidad que solo podría ser compensada con 15 días consecutivos sin circulación vehicular en la ciudad. Hasta marzo de este año, Termozipa ha producido cerca de 800 mil toneladas de CO2, lo que ha incrementado los problemas ambientales en Bogotá y sus alrededores.
La concejal Sandoval reafirmó que no se opone a la transición energética ni a la protección del medio ambiente. Sin embargo, hizo un llamado urgente a un diálogo abierto y responsable, con el objetivo de tomar decisiones bajo una visión de Desarrollo Sostenible.
Finalmente, advirtió que las políticas populistas pueden tener efectos negativos para la ciudadanía y el medio ambiente. Afirmó que, aunque el gobierno Petro impulsa la transición energética, sus acciones parecen sabotearla.
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